Y es que cuando escribes sobre como te sientes, sobre cuales son los sentimientos y pensamientos que tienes en un momento dado, sobre cómo te comportas en determinadas situaciones, te das cuenta de que te sientes más libre, más ligero. Dejas atrás muchas cosas y empiezas a renovarte y a transformarte. Si algo tiene el lenguaje es el atributo de transformar. Así lo expresan numerosas investigaciones, hay una gran cantidad de literatura científica que apoya la hipótesis que hablar o escribir acerca de las propias experiencias traumáticas tiene efectos positivos en la salud física y psíquica (Pennebaker, 1990; 1995; 2004). Y es que el poder de la escritura no es otro que el poder de la palabra, utilizamos el lenguaje para describir el mundo, pero también para generar el mundo.

“La escritura es la pintura de la voz”, decía Votaire, filósofo y escritor francés. Y es que escribir sobre nosotros mismos no deja de ser una manera de dialogar con nosotros mismos, pero que cuando lo hacemos a través de la escritura, lo elaboramos de una manera mucho más profunda: cuando pensamos lo que vamos a escribir, cuando lo escribimos y cuando lo leemos. Y esta observación de nosotros mismos es más rica, más sincera y más honesta. Nos desnudamos poco a poco a través de la escritura sin pudor alguno, por eso es tan terapéutica.

Desde la Psicología decimos que el primer paso que hay que dar para vencer los miedos, las inseguridades o los problemas es admitir su presencia, por lo tanto escribir sobre ello nos ayuda a tomar conciencia, a darnos cuenta de que están ahí, a comprenderlos mejor; los observamos y a partir de ese momento podemos diseñar un plan de acción. Por eso utilizo cada vez más  esta herramienta en psicoterapia, es fuertemente poderosa.

Los beneficios son numerosos, algunos de ellos son:

-          Amplía tu conciencia.

-          Te conoces y comprendes mejor.

-          Ayuda a que pases a la acción

-          Refleja las tres áreas del individuo: emoción, pensamiento y comportamiento.

-          Libera emociones limitantes que te hacen sufrir.

-          Crea tu futuro y dibuja tu sueño.

-          Pones mayor atención a tus necesidades

¿Practicamos?

1. Escribe durante 20 minutos sobre un acontecimiento negativo o traumático que hayas vivido y en el que pienses frecuentemente. Piensa que es un escrito absolutamente personal y que no lo compartirás con nadie.

Tu objetivo es escribir sobre tus pensamientos y sentimientos más íntimos en relación a esa experiencia emocional que ha influido en tu vida. En tu escrito, explora el acontecimiento y cómo te ha afectado realmente. Cómo te sentiste cuando ocurrió, y cómo te hace sentir ahora. Reflexiona sobre si has aprendido, perdido y ganado algo como resultado de la experiencia negativa. Explora en qué medida esta experiencia ha marcado tu comportamiento futuro.

1. Escríbete una carta amable y sincera. Parte del presente y expresa cómo te sientes, lo que ya no quieres y lo qué deseas. Piensa con qué competencias y recursos cuentas para conseguirlo. Hazlo en un tono afectuoso, dándote ánimos y esperanzas. Crea un plan de acción que te lleve a conseguir lo que quieres.

Para finalizar, me “apropio” de la respuesta que dió Saul Bellow cuando le preguntaron cómo se sentía después de ganar el Premio Nobel, ésta fue: "No lo sé. Aún no escribí sobre eso.”

Tan sólo necesitáis papel y lápiz, ¿no os parece una terapia barata? ¿Os animáis a dar rienda suelta?

Ángeles Benítez Rey

Psicóloga General Sanitaria

Directora del Área de Psicología de Grupo DICTEA

a.benitez@dictea.es

www.dictea.es