La emblemática plaza, junto a la iglesia de Santiago ha sido objeto de una labor de restauración que ha resanado los elementos constructivos, que estaban muy deteriorados. Se ha conservado la fisonomía original para lo que ha sido necesario crear piezas iguales a las que remataban los cubetes de las esquinas de la plaza. Se ha solado de nuevo las partes que no son de albero con piezas de barro que sustituyen a las anteriores. Este mismo recurso se ha empleado en los asientos de los bancos.

La jardinería de la plaza si ha cambiado de forma notoria. Se han eliminado los setos y arbustos que poblaban los parterres, algunos de ellos en mal estado y en general muy abandonados. En su lugar se ha colocado césped y se han plantado naranjos en las zonas próximas con las calles colindantes. El crecimiento futuro de estos árboles de mucho más porte que la vegetación anterior posiblemente cambiará la perspectiva de la iglesia, que puede quedar oculta tras las copas de los árboles. Se han conservado los dos grandes pinos y una palmera. En el espacio central se han sembrado nuevos arbutos. 

El aspecto cromático de la plaza es distinto, más uniforme. Frente a la combinación de blanco y albero anterior se ha empleado blanco para los remates y un tono beig para el resto. Llegaron a realizarse pruebas para pintar la plaza siguiendo el color de la parte nueva de la iglesia de Santiago combinando amarillo y almagre, pero se descartó esta fórmula. 

La financiación de la obra ha corrido a cargo de la Diputación Provincial, con un presupuesto de 45.958 euros.