Para ello se aprobó por mayoría absoluta la petición al Secretario General de Podemos en Alcalá de Guadaíra para que solicite a la Comisión de Garantías la expulsión de Podemos de Jésica Garrote.

Desde Podemos citan tres motivos como los que más peso han tenido para la expulsión: “el comportamiento reiterado contra los principios éticos y de funcionamiento de Podemos;  el alejamiento de los mandatos de la asamblea y las campañas de difamación contra el trabajo municipal de la agrupación”.

Ya en su día el Consejo Ciudadano de Podemos retiró el aval que le había dado para encabezar la lista electoral de Alcalá Puede pero según indican ese hecho “no ha sido suficiente para desistir de esta actitud, ya que no se ha dejado de manifestar su alejamiento con la asamblea local”.

El grupo municipal de Alcalá Puede por su parte ha expulsado a Garrote de sus filas en las que ejercía como portavoz, lo que ha supuesto que pase a la condición de concejal no adscrita, ya que no ha entregado el acta. Por su parte, Garrote y Sheila Carvajal anteriormente se había desvinculado formalmente de la Asamblea local de Podemos indicando que desde el partido le intentaban marcar las directrices sobre "cómo tenemos que trabajar por un pueblo al que ni siquiera conocen".

A raíz de su expulsión de Podemos, Jésica Garrote ha acusado tanto a esta formación como a Alcalá Puede de actuar sin tener en cuenta los códigos de funcionamiento de ambas organizaciones. Según afirma en ellos se indica que decisiones de este tipo deben realizarse tras debatir con la ciudadanía. También considera que otras medidas adoptadas deberían haber seguido este mismo cauce de participación como el cambio de portavoces o el de la auxiliar que trabaja en el grupo municipal. En cuanto a la nueva portavoz, Garrote critica que no haya sido elegida en asamblea, ni consultada con el resto de miembros de la lista electoral o de los órganos de participación ciudadana.