Según explican desde este colectivo, muchos árboles del parque están enfermos y otros han sido talados sin ser repuestos. Su criterio es que esta sustitución de ejemplares debería realizarse con otros ejemplares de la misma especie, para no alterar la percepción paisajística con la que el parque de Oromana fue concebido. También estiman conveniente un plan de acción contra las hiedras (enredadera) que los seca, y contra una especie invasora expansiva como es el ailanto. Estas especies invasoras deberían ser controladas para que no acaben con la masa forestal que sostiene la alta biodiversidad característica de nuestro parque, indican.

Asamblea de Alcalá manifiesta que una buena reforestación provoca beneficios directos sobre nuestras calles y plazas. “Los árboles constituyen un eficaz elemento termorregulador capaz de crear condiciones climáticas más agradables para la vida cotidiana. Emplear especies de hoja caduca ofrece la ventaja de proyectar sombra en verano, para reducir la temperatura de los edificios, y por el contrario de dejar pasar la luz y la radiación en invierno, logrando así un ahorro energético de enfriamiento y calefacción”.

Asamblea de Alcalá indica que el modelo de reforestación que proponen permitiría reducir la temperatura de unos 30 grados sobre la superficie que la sombra de los árboles es capaz de cubrir. Citan como ejemplo que el asfalto a pleno sol puede alcanzar una temperatura de 70ºc, mientras que a la sombra alcanzaría una temperatura de 35ºc. Lo mismo ocurre con cualquier superficie pavimentada o cualquier fachada externa o tejado de los edificios.

Es importante, indican, conocer que estas superficies absorben radiación solar que luego devuelven a la atmósfera durante la noche produciendo un bochorno insoportable, sobre todo en calles poco ventiladas. “En este sentido, una buena arboleda situada junto a un edificio puede producir un ahorro directo de hasta un 20% en el uso del aire acondicionado. Si a ello se une unas óptimas condiciones bioclimáticas en la arquitectura del propio edificio, así como el empleo de trepadoras, tapices verdes –césped- en tejados o azoteas, y jardines verticales en las fachadas, el ahorro puede ser incluso cercano al 50% respecto a un edificio mal acondicionado y sin vegetación”.

También consideran importante dotar a los entornos urbanos de una mayor presencia de árboles por su importancia para la lucha contra el calentamiento global (y el consecuente cambio climático), por su capacidad de  de absorber un gas de efecto invernadero como el CO₂, cuya proporción en la atmósfera ha crecido hasta alcanzar niveles muy peligrosos. En este sentido, un árbol de unos 20 años es capaz de absorber todo el CO₂ que puede producir un coche al recorrer unos 15.000 km como término medio, ya que hay especies que absorben más que otras.

En relación a la temperatura ambiente, citan, también está demostrado que una zona arbolada reduce la temperatura una media de entre 3 y 6ºc por efecto de la evapotranspiración y la reducción del efecto de su sombra proyectada. Y a ello cabe añadir que una buena arboleda reduce hasta un 90% la incidencia de radiación solar –incluida la peligrosa radiación UV- lo que minimiza considerablemente la exposición de nuestra piel a un importante precursor de cáncer y otras afecciones dermatológicas.  A todo ello suman que los árboles generan paisajes amables que invitan a la socialización y que además al requerir cuidado y mantenimiento generan empleo.

Desde Asamblea de Alcalá afirman que “no podemos permitirnos ver calles amplias y largas como Malasmañanas, Santander o Silos, ni azoteas de grandes edificios sin árboles que nos protejan de los rayos del sol, disminuyan la temperatura de la ciudad, nos haga ahorrar electricidad y en aires acondicionados, mejore nuestro aire, y se cree empleo con un buen mantenimiento”.