Lo primero es la celebración de un Pleno extraordinario para debatir el estado de la ciudad y buscar soluciones. Una sesión en la que pedirán a la alcaldesa y a su equipo que “trabaje y que cumpla con su responsabilidad y con la función que le encomendó la ciudadanía”. Ya lo han solicitado, la alcaldesa tiene ahora quince días de margen para fijar la  fecha de su celebración. Si no lo hace el secretario lo convocará de forma automática a los diez días. Es decir si se llega a este extremo, será el 5 de marzo a las doce de la mañana.

Es una primera medida, advierte, siguen reuniéndose y poniendo posibilidades sobre la mesa. “Se contemplan todos los escenarios”, afirman. El más radical sería la moción de censura que podrían realizar ya que suman 16 concejales frente a los nueve del PSOE. Por ahora no lo plantean, “son palabras mayores y no es fácil”, afirma Francisco Bautista el concejal del PP que ejerció de portavoz por cuestión de veteranía en el Ayuntamiento.  “Por ahora lo que queremos es dar un toque de atención a este gobierno y decirle que o toma medidas o lo haremos nosotros”, afirma Bautista en nombre de la oposición.

La oposición  presentó el cuadro de la situación de la ciudad que les ha llevado a este planteamiento. Una ciudad “descatalogada” frente a posibles inversiones económicas, con un grave problema organizativo en el Ayuntamiento, donde esta misma mañana los trabajadores protestaban por el dinero de sus nóminas que les adeudan, con una grave situación económica en el Ayuntamiento que hace temer a la oposición una subida de impuestos y un plan de ajuste económico, sin dinero para hacer inversiones necesarias en la ciudad, sin presupuesto y sin Oferta Pública de Empleo para atender las demandas laborales de la administración local. A todo ello suman la división del gobierno local, al que se ha trasladado la ruptura en dos bandos del PSOE local.

En el terreno político los partidos de la oposición también encuentran un deterioro que ha sumado motivos a su declaración de ruptura con el gobierno local, al que dieron un margen de confianza con su llegada. Se trata de la llamada a militantes del PSOE y ciudadanos para que acudieran al último pleno, una medida que, tras su celebración con continuos gritos e improperios contra los ediles de la oposición, constituye para ellos una “coacción propia de tiempos pasados que no estamos dispuestos a permitir”. Estiman que el gobierno está echándoles encima a los ciudadanos con mentiras y con llamadas a empresarios para culparles de cuestiones que no les corresponden, según afirman.

La oposición además se ha cansado de la “falta de diálogo” del gobierno local, que “debe dejar de funcionar como si tuvieran mayoría, porque para sacar adelante sus medidas necesita a los grupos de la oposición” y de que las mociones y acuerdos con el gobierno del PSOE nunca se ejecuten ni se cumplan. El último ejemplo es el acuerdo para la liquidación de Innovar, cuyo incumplimiento llevó a los concejales de la oposición a rechazar el expediente de crédito extraordinario para pagar los gastos heredados de esta empresa pública.

Los propios ediles de la oposición afirman que la alcaldesa, Ana Isabel Jiménez, ha logrado algo realmente difícil, como es unir a un colectivo tan heterogéneo como la oposición de Alcalá. De hecho ediles que han abandonado su formación tras un enfrentamiento con sus compañeros se han unido en este frente común, como en los casos de IU y de Alcalá Puede. Tan sólo queda fuera la edil no adscrita Ester Ruiz.