Fue el presunto agresor quien avisó a su hermano de lo que había ocurrido y sobre las once de la mañana requirieron la presencia policial en el lugar, el número 8 de la calle Hilarión Eslava en la zona del Cerro Blanco de Alcalá.

Fueron agentes de la Policía Local de Alcalá, quienes llegaron en primer lugar y descubrieron el cadáver de la mujer, Mariana V.G. de 43 años de edad. Había signos de una pelea y rastros de sangre. El propio hijo presentaba una herida en una mano que requirió de atención médica. Los agentes procedieron a la detención del joven como presunto autor de los hechos.

La Policía Nacional ha abierto una investigación para aclarar lo sucedido y la policía científica ha examinado el lugar en busca de indicios.

La familia a la que ha sacudido la tragedia es de origen ecuatoriano. Llegaron a Alcalá hace unos 14 años recuerdan los vecinos de la calle. Entonces el presunto asesino era un niño pequeño. Vivieron unos años, luego se marcharon y volvieron de nuevo a la misma casa, que era de su propiedad. Ahora vivían en ella el agresor y su hermano mayor. Los vecinos cuentan que la madre ya no residía allí de forma permanente, pero que venía con frecuencia a visitar a sus hijos.

“Nunca han dado ningún problema en todos estos años, eran personas muy educadas”, así los recuerdan en la calle, donde todos los conocían. Si bien pocos tenían un trato íntimo con ellos, varias personas recuerdan como sus hijos jugaban con el detenido cuando eran pequeños en la calle, un lugar muy tranquilo sin apenas tráfico, ya que no tiene salida de vehículos.

A muchos les extraña que no se oyera ningún ruido. Para todos la primera noticia de la tragedia que había ocurrido a pocos metros de su casa fue la llegada de los coches de policía.