En el debate, la delegada de Hacienda, Rocío Bastida, defendió la necesidad de contar con un presupuesto para facilitar el gobierno de la ciudad y del propio Ayuntamiento. Unas cuentas que garantizan el pago a los empleados municipales, algo que puede complicarse en los próximos meses según el argumentario socialista, y para incorporar puestos de necesidad evidente como bomberos o inspectores. También aireó las inversiones a las que darían lugar las cuentas, sobre todo las relacionadas con los fondos Edusi. Bastida aludió también a la inclusión en el presupuesto de partidas para entidades sociales y para el fomento de la actividad económica. En su argumentación había guiños a casi todos los grupos. Pero no fue suficiente.

El ejecutivo del PSOE añadió varias mociones reclamadas por los grupos. El halago era especialmente claro hacia los Andalucistas, con propuestas como reactiva el Plan de Miradores, una idea de Fernanzo Zamora, ya ha llovido, o un plan para fomentar la identidad andalucista de Alcalá. Pero por aquí tampoco fue suficiente. También para Ciudadanos, con partidas en la Casa de la Juventud, que ha sido una de las banderas de esta formació en el mandato. El gasto social contemplado también es insuficiente para Alcalá Puede.

La oposición desgranó durante más de tres horas reproches a las cuentas en el plano técnico. Hablaron de ingresos irreales, por contabilizar que se recaudarían todos los impuetos, cuando el índice de recaudación se queda muy por debajo (un 25 por ciento menos de lo previsto según el PP). También reseñaron los reproches formulados a las cuentas por la intervención o el incumplimiento de la regla de gasto en 2018.

PP e Izquierda Unida hicieron además una enmienda a la totalidad del gobierno socialista. Un discurso con tono de balance del mandato. "Les falta un modelo de ciudad y son incapaces de resolver los problemas de Alcalá", les dijo el concejal del PP Francisco Bautista. "No tienen itención de atender las demandas de los ciudadanos, más allá de perpetuarse en el poder", manifestó María Fernández de IU.

Pero junto a todo ello, la oposición dejó claro que el grupo socialista ha agotado cualquier margen de confienza que con ella pudiera tener. El rechazo a los presupuestos es más que un acto puntual, un hasta aquí hemos llegado en cuestión de incumplimientos. Varios portavoces recordaron que con su abstención permitieron aprobar  las cuentas de 2017 por dar un margen de confianza a la nueva alcaldesa y por la negociación y asunción de diversas de sus propuestas. Hoy han constatado que el gobierno socialista no ha cumplido nada de aquello a lo que se comprometió con ellos. Rosa Carro de Ciudadanos, lo dejó claro "no han ejecutado nada de lo que se comprometieron y ahora piden el apoyo otra vez".

Se afianza así, lo que empieza a tomar carácter de tradición en Alcalá, la incapacidad de los gobiernos municipales para aprobar el presupuesto anual. Desde 2009 hasta ahora, es decir en diez años, sólo han aprobado tres presupuestos. El resto han sido prorrogados, algunos como el de 2014 hasta tres veces.