Esto supone, indican, la imposibilidad de desarrollar un proyecto para "mejorar la competitividad y viabilidad de la fábrica y que no es novedoso en España, puesto que ya se está ejecutando en 28 de las 33 fábricas de cemento que hay en el país, 4 de ellas en Andalucía".

La empresa resalta que la decisión supone impedir ejercer una autorización con la que ya contaba desde septiembre de 2014 por parte de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía, que es la administración competente en esta materia. A este respecto, la empresa lamenta además que esta aprobación provisional haya sido tramitada con carácter urgente "sin haber dado la oportunidad a la Dirección de la fábrica de reunirse con el nuevo equipo de gobierno del consistorio alcalareño, tal como había solicitado formalmente, para explicarle la realidad de su proyecto y el grave perjuicio que su paralización puede suponer a la fábrica en términos de viabilidad". "Esta no podrá competir en igualdad de condiciones con el resto de cementeras españolas y andaluzas que sí han puesto en marcha dicho proyecto", añaden. 

Desde la cementera indican que el proyecto que ahora no podrán llevar a cabo supondrían una inversión superior a los dos millones de euros y tendría "un impacto muy positivo en el desarrollo  socioeconómico y ambiental de Alcalá de Guadaíra". 

Ahora los servicios jurídicos de la compañía barajan la medidas legales que Cementos Portland Valderrivas para recurrir esta medida, "con la finalidad de impedir la paralización definitiva del proyecto, que consiste en el aprovechamiento del valor calórico obtenido de residuos no peligrosos como combustible alternativo al ya empleado en la producción del cemento -no en su incineración, como defienden algunos colectivos locales-". Según precisan desde la compañía, los residuos que emplearán proceden de gestoras que responden a las máximas garantías y controles y que suponen un ahorro en el consumo de combustibles fósiles, como las que ya existen en Alcalá. Al mismo tiempo, "favorece la lucha contra el cambio climático, ya que el uso de este tipo de combustibles ayuda a reducir las emisiones de CO2".  

La planta de Alcalá de Guadaíra opera en la localidad desde hace más de 50 años, en los que ha realizado importantes inversiones para la modernización de sus instalaciones productivas. A pesar de la crisis que atraviesa el sector desde los últimos seis años, la empresa destaca que ha continuado apostando por el futuro de este centro de trabajo, empleando a unos 200 trabajadores de manera directa, además del indirecto. En la actualidad, cuenta con una capacidad de producción de cemento de en torno a dos millones de toneladas al año.