Las deudas acumuladas y la concatenación de ejercicios económicos negativos durante tres años ha llevado a esta situación a la que fue uno de los referentes de la gestión municipal. Una empresa pública que acumuló gran poder y que se encargó de los proyectos estrella del Ayuntamiento en materia económica.

En julio entró en preconcurso de acreedores, con la intención de realizar una disolución ordenada. Pero el pasado  mes de noviembre el Gobierno local hizo un último intento por salvarla. Entre otras cuestiones pesaban los puestos de trabajo de sus 13 empleados. Planteó entonces el ejecutivo de Ana Isabel Jiménez, mantenerla pero cambiándola de función. La parte de desarrollo económico pasaba al Ayuntamiento. El resto de acciones seguía en la empresa pública con más control por parte del Ayuntamiento. Esto serían aquellas funciones en su mayoría heredadas de la extinta e investigada ACM: radio municipal, gabinete de comunicación y auditorio Riberas del Guadaíra.

Pero esa operación necesitaba los votos de la oposición. La rechazaron el bloque. Entre los argumentos, el coste económico de la operación, dos millones de euros que tendrían que salir de las arcas municipales. Pero también el planteamiento de los grupos políticos de que todo lo que hace Innovar en Alcalá pase a ser municipal y controlado directamente desde el Ayuntamiento. Y es que la falta de transparencia en la gestión y la imposibilidad de acceder al detalle de las cuentas ha sido siempre una de las quejas de la oposición respecto a Innovar en Alcalá.

Con la disolución quedan incógnitas. Sobre todo respecto cómo se prestarán los servicios que ahora realiza Innovar en Alcalá. ¿Quién gestionará el Auditorio, que tiene una programación permanente?, ¿desaparecerá Radio Guadaíra?, ¿quién se encargará del desarrollo económico  de la ciudad? o ¿qué finalidad y gestión tendrá el Complejo Ideal, sede de Innovar y sus edificios anexos como la incubadora de empresas o la denominada "aceleradora".

El final de Innovar es también el de un modelo de gestión que imperó durante años en el Ayuntamiento de Alcalá, el de las entidades municipales. Gutiérrez Limones entregó buena parte de la gestión municipal a las empresas públicas Innovar y ACM o a la Fundación Alcalá Innova. Todas han desaparecido dejando pérdidas, polémicas sobre su gestión y deudas incluso a sus trabajadores, en el caso de la Fundación.