Hermandades - 19/04/2019
Viernes Santo Madrugada. Hermandad de Jesús Nazareno
LA CRÓNICA DE LA MADRUGADA. "Un Dios y su pueblo".
Autor:
Alberto Mallado
LA CRÓNICA DE LA MADRUGADA.
La Hermandad de Jesús está modelada por el tiempo y el pueblo. De ahí el carácter único del conjunto de tradiciones y ritos que cumple desde el Jueves Santo por la mañana hasta el día siguiente. Alcalá les ha ido dando forma, moldeándolos según su devoción y ajustándolos al escenario de la ciudad. Jesús Nazareno es el Dios de Alcalá. Es Dios según Alcalá.

Para contar la historia sagrada con su propio acento, Alcalá añadió unos personajes que sirven de hilo conductor de la narración. Es la Judea, tan antigua que el origen de su rito se pierde en el tiempo y se asocia a viejas ceremonias perdidas por la iglesia pero de las que el pueblo no quiso despojarse. La ostención de la seña, el ondear de una bandera, se hacía en el interior del templo. Alcalá no quiso perderlo y lo sacó a la calle haciendo de él a la vez burla y tributo a Jesús y también pregón de la sentencia de Cristo. Un pregón por las calles, la aplicación de un uso habitual para el pueblo y que ha sobrevivido en formato sagrado en Alcalá. El pueblo escribe aquí su historia y decide la permanencia.

Para narrar la Pasión necesitaba la figura de Juan. La explicación de otra pervivencia singular la de San Juan en su paso aparte, sin sucumbir a la generalidad y pasar al palio. La resistencia de la idiosincrasia como reclama el pueblo realizada por la hermandad la ancla más entre su gente. Requería de una noche en la que situar la escena para darle el dramatismo de la oscuridad  y el contrapunto de la luna llena. Este año la madrugada estuvo mucho tiempo oculta por las nubes, pero conforme se acercaba el alba el cielo fue abriendo, para mostrar primero la radiante luna de Parasceve como foco sobre la escena y luego un cielo despejado, perfecto de mañana de  Calvario.

El Calvario es el lugar que el pueblo propuso para culminar la historia. El más adecuado, un monte al salir de la ciudad. Un Gólgota alcalareño, bellísimo entre pinos y coronado por una ermita. El pueblo ha hecho pervivir los elementos que han transitado los siglos y han llegado hasta nosotros. Puede que fueran más, pero han sobrevivido quizás los más dramáticos. El Prendimiento de Jesús entre lanzas. Mucha gente se agolpó para vivirlo este año, consciente de estar ante la resistencia de la memoria de sus mayores. Una subida al Calvario por un camino de albero, el drama de San Juan y su encuentro con María y la calle de la Amargura.

También era necesaria una voz que acentuara los momentos que trazara el camino y el pueblo creó la saeta de Alcalá. Sonaron muchas esta madrugada permitiendo seguir junto a Jesús el relato de la Pasión a través de sus letras. Hacían falta unos sonidos propios, el del ronco tambor de la Judea sobrecogió en la oscuridad de la Plaza del Derribo sonando antes de que saliera Jesús mientras los nazarenos avanzaban rompiendo la noche con sus faroles, otra "querencia" del pueblo. Luz y oscuridad convertían todo el entorno de Santiago en templo, en escenario tenebrista, bellísimo y perfecto para que los pasos lo atravesaran.

El pueblo tenía ya armado el relato, pero necesitaba un final y quiso que fuera glorioso. Tras la Pasión y Muerte, un preludio de Resurrección. Tras el tránsito por la oscuridad de la noche, la luz del día. Por eso llena la mañana de niños nazarenos, de baberos blancos que son el canto a la vida que es en el fondo la esencia de la fe cristiana. Hay mucha teología en esos pequeños nazarenos, mucho sentido en el desorden de sus filas. Los niños con su Dios al que señalan proclamándolo, sin saber en el dedo con que le apuntan va escrita toda la verdad del mundo.

Y la gloria de un palio rimando el aire de la mañana entre sus caireles. Alcalá quería  un preludio de lo que ocurrirá el Domingo y le puso al día el final de  lo más hermoso que se le ocurrió: la gracia de un palio avanzando al compás de la música. El rostro más hermoso radiante en la mañana. La Virgen del Socorro, como la gloria en la tierra. La historia está completa. Alcalá la ha escrito.

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