Llegó el día. Tomo prestadas las primeras palabras: “Amanecerá con un sol radiante. No podrá ser de otra manera, si no, no sería Domingo de Ramos”.  Y vaya si es Domingo de Ramos.

Todo se consumó. Atrás quedaron ensayos, cultos, besamanos y besapies, vía crucis, y hoy estalla la alegría. Hoy es Domingo de Ramos y comienzan los días de nuestra gloria. Y vuelvo a tomar prestadas las palabras: “La vida en una semana”.

Hoy estrenamos sentimientos, como cada año, siempre igual, siempre diferente. Ya no vale soñar, lo que nos queda es vivir…

Pero también estrenamos la melancolía. Como queriendo sujetar el agua, el tiempo no se para, continua y se nos escapa entre los dedos, para comenzar de nuevo. Porque igual que los zancos se levantarán para nuestro regocijo, la música sonará y todo será una fiesta para nuestros sentidos, igual que repetiremos nuestras oraciones y nuestras súplicas, al cabo, se posarán suaves, se hará el silencio, se apagaran las luces y comenzará una nueva cuenta atrás…

Y de nuevo alzaremos nuestros altares, y besaremos las manos, y caminaremos a Su lado portando la cruz de nuestra vida que alumbrarán, a su vez, nuevas vidas…

Y soñaremos y anhelaremos y esperaremos hasta cumplir un nuevo ciclo, siempre igual, siempre diferente para alcanzar nuestra Gloria: la Semana Santa.  Y tomo, una vez, más prestadas las palabras:

Con un Sol entre las manos

Y montado en un borriquillo

Por el Domingo de Ramos

Viene Dios hecho un chiquillo

¡A la Gloria!

Hoy, vivamos.