Reportajes - 05/12/2012
Acuden participantes de diversos países con piezas que son auténticas obras de arte
El mundo desde otra perspectiva
Autor:
Alberto Mallado
El mundo desde otra perspectiva
Son capaces de fabricar un avión en un cuarto de sus casas, de montar una auténtica batalla medieval sobre una mesa, de crear todo un mundo imaginario de hadas, caballeros, monstruos y paisajes de fábula, o de trasladarse al futuro en las naves que salen de sus talleres. Quienes tienen esta capacidad se llaman a sí mismos modelistas y los días 8 y 9 de diciembre mostrarán de lo que son capaces.

Se celebra una nueva edición del Concurso Exposición Internacional de Modelismo Estático organizada por el Club de Modelismo de la ciudad con la colaboración. Más de cien modelistas de distintos países se dan cita para participar en esta cita de prestigio internacional. El viernes día 7 durante todo el día y el sábado 8 por la mañana se recogerán los trabajos. El mismo sábado en horario de 17h a 21h  y el domingo 9 de 10h a 13h se desarrollará el concurso y se podrán ver las piezas expuestas.

Un recorrido por la Casa de la Cultura estos días permite por ejemplo sumergirse en la Segunda Guerra Mundial y conocer con todo lujo de detalles como eran las máquinas que lucharon en la contienda, o verse inmerso en una batalla de caballeros en plena Edad Media. Cada aficionado tiene su especialidad a la hora de diseñar sus maquetas y compite en su propia categoría. Hay quienes se dedican a hacer aviones o tanques con un lujo de detalles que confiere a estas piezas un realismo que asombra. Hay otros que prefieren realizar figuras e integrarlas en dioramas o escenas. Aquí las posibilidades van desde las recreaciones históricas de soldados o de cualquier escena de la vida cotidiana, hasta el desarrollo de pasajes futuristas que primero tienen que ser concebidos en la mente del modelista.

Muchas de las piezas son obras más bien de artistas que elementos para pasar el rato, como demuestra la expresión de los rostros de los soldados o la concepción espacial desarrollada para enmarcar la escena. Las posibilidades son tantas como la imaginación dicte.

El modelismo es una afición que no entiende de edades, sexo ni de profesión. La lista de participantes incluye desde adolescentes hasta abuelos y desde estudiantes, hasta médicos, historiadores, obreros o mecánicos. Sus adeptos suelen iniciarse con la construcción de pequeñas maquetas que se compran en kits preparados y a partir de ahí prima la imaginación del modelista. En último término, es este quien decide el aspecto final de su obra, el escenario donde quedará incluido y si gozará de mayor o menor movimiento. Se trata, en definitiva, de una cuestión de escala.

Lo que estos días podremos admirar es el resultado de una labor larga y propia de expertos. Para crear una de estas maquetas son necesarias muchas horas de trabajo; otras tantas de estudio para conocer las peculiaridades de las piezas y poder reproducirlas con fidelidad, en el caso de que se haga un soldado romano o napoleónico por ejemplo; una buena dosis de paciencia y hasta dotes de químico o científico para experimentar con productos que consigan dar veracidad a elementos como el agua o la vegetación.

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