Y más allá del ahorro económico, han vivido una serie de experiencias sencillas, pero que en la sociedad actual pueden llegar a ser apasionantes: almorzar un tomate cogido de la mata una hora antes, ver crecer los pimientos con la ilusión de degustar el guiso al que darán sabor, enseñar a los pequeños de la familia de dónde vienen los productos que come o compartir productos a pie de sembrado con los compañeros de huerta.

La iniciativa de crear este conjunto de huertos comunitarios autogestionados parte de la Asociación La Talega. Buscaron un terreno próximo a Alcalá, cerca de la carretera de Dos Hermanas, y lo alquilaron. En total 2.500 metros cuadrados que se han repartido en 16 parcelas, además de los espacios comunes. En poco tiempo se llenaron de hortelanos, unos novatos, otros que reviven en este espacio el trabajo al que han dedicado parte de su vida. Ahora incluso existe lista de espera.

La mayoría de las parcelas están a cargo de varias personas, comparten así los gastos, que de esta forma resultan mínimos y viven en común experiencias. Un grupo de cuatro familias le han puesto a su huerto  La Despensa . De ellos se puede decir que su experiencia de agricultores se limitaba al riego de una maceta. Pero el padre de uno de los miembros de este huerto, sabe lo que hace en materia de siembra y les dio las primeras lecciones que les permitieron recoger las primeras cosechas. En poco tiempo  ya estaban comiendo los primeros tomates y pimientos. Luego han ido ampliando la gama de productos y adaptándolos a la temporada: lechuga, acelgas, perejil, ajos, zanahorias, cebollas, lombardas o coliflores, son algunos de los productos que han recogido. Si bien algunas siembras como las de las patatas no les han salido bien y se han quedado con las ganas de probarlas. Y es que este mundo tiene su ciencia. Aún no han cumplido un año al frente de su huerto, pero ya han aprendido el cuidado de muchas variedades, las modalidades de siembra o el uso de diversos productos naturales para cuidar las plantas. Por ejemplo el preparado de ortiga y ajo que utilizan como insecticida. Porque aquí todo es ecológico. Y resulta que para cada insecto existe un producto natural que lo neutraliza.

Aún no han completado el año, pero ya han comprobado de lo que su huerto es capaz. En primavera no les resultaba necesario acudir a comprar verduras e incluso les daba para repartir a compañeros de trabajo o a los vecinos.

Como explica Ricardo, este tipo de huertos es una tendencia que gana adeptos y que en la zona de Málaga está muy extendida de la mano de ciudadanos europeos en cuyos países como Inglaterra o Bélgica, este tipo de huertos o la siembra en las propias casas son tendencias muy extendidas. "Es algo que nosotros hemos tenido como parte de nuestra cultura, que hemos perdido y que ahora se está volviendo a recuperar".

Además de sembrar y de trabajar un poco la tierra, la convivencia entre los vecinos de huertos da para pasar buenos ratos y para aprender. Hay quien ha construido un pequeño invernadero para algunas plantas, quien desarrolla una técnica que consiste en no eliminar las hierbas que crecen junto a las plantas y dejar que las verduras crezcan de forma más natural o quien ha sido capaz de adaptar especies exóticas a este suelo como fórmula contra la morriña de su tierra, como el brasileño que ha plantado una especie frutal de un árbol de su país.

Y es que aunque pudiera parecer que no, ver crecer una mata de tomate, es una experiencia apasionante.