Tras la Misa de Romeros en San Agustín, que resultó multitudinaria, la hermandad iniciaba su camino.  A su paso, el saludo de muchas personas y los deseos de buen camino. Los peregrinos fueron obsequiados por el cante de los niños de los Salesianos arracimados en las escaleras del centro en la calle Mairena o por las bendiciones de las monjas clarisas que también quedaban prendidas en los varales del Simpecado. Allí donde un ramillete de panes ejercen de bandera del pueblo de los panaderos. También en la residencia de la Milagrosa. Los rocieros devolvían “cante por cante” a compás de sevillanas.

La frontera entre el asfalto y los caminos está para Alcalá en el Puente de Jesús Nazareno. Sobre sus piedras romanas transitaban apretados los peregrinos para llegar por fin a pisar el albero alcalareño de la Retama que marca el principio de otro camino. Junto antes el Simpecado se volvía para mirar hacia el Santuario de la Virgen del Águila, hacia su altura en el cerro del  Castillo volaban las oraciones.

Más rezos un poco más adelante, el Ángelus, ya metidos en vereda y acompañados por los abuelos de la residencia de mayores cercanas que se acercaron a desear buen camino a los romeros. Sevillanas y baile para ellos, fue la correspondencia de los peregrinos que desde aquí se marcharon al Rocío, colmados de las bendiciones de su pueblo.

El sesteo de este miércoles ha sido junto al Puente del Dragón y esta noche la hermandad la pasará en La Puebla del Río, el jueves vadeará el río Quema por la tarde y se quedará a dormir a poca distancia del río. El viernes se presentará ante Villamanrique a primera hora de la mañana. Cruzará la raya y dormirá en Palacio.

El sábado llegarán a la aldea y por la tarde tendrá lugar la presentación ante la Virgen. Tras la salida de la Virgen del Rocío, el mismo lunes iniciarán el camino de vuelta para llegar a Alcalá el miércoles por la tarde.