La situación que se les presenta al matrimonio formado por José Luis y Lola,  una hija de once años que vive con ellos y otra mayor que es independiente,  es angustiosa. El juzgado ha ordenado el desahucio, pero aún perdiendo la vivienda les quedará una deuda de 85.000 euros. También le embargan el taxi a José Luis con el que se gana la vida. Y al no poder hacer ellos frente a la deuda que les queda, el banco puede ir contra la vivienda de los padres de Lola, que tienen más de 70 años.

Ellos han planteado varias opciones al banco con el que tienen la deuda. La última es que puesto que la propiedad del inmueble es ya de la entidad bancaria, proponen seguir viviendo en la casa en régimen de alquiler al tiempo que van abonando la deuda que tienen pendiente. Pero hasta ahora no han conseguido resultado. Ahora tienen un mes más de plazo para llegar a un acuerdo con el BBVA.

Cuentan con el apoyo de la comisión de desahucios del 15M de Alcalá, que ha sido fundamental para lograr este aplazamiento y que tiene intención de ayudarles en la negociación con el banco. Según uno de sus miembros José Rosauro López, para lograr del juzgado algo más de tiempo han recurrido a la intervención del alcalde de la ciudad, Antonio Gutiérrez Limones, que “por primera vez se ha implicado en una situación como esta”, afirma.

La intención de los miembros del 15M era desarrollar la táctica que les ha dado resultado en casos similares. Se trata de impedir con su presencia física la entrega del acta de desahucio por parte del juzgado. Si no se hace entrega material del documento a los afectados no se puede llevar a cabo el desalojo de la vivienda, así que aprovechan este resquicio legal para ganar tiempo. Varios coches de la Policía Nacional pasaron por la puerta de la vivienda un rato antes de la hora convenida para la llegada de los funcionarios del Juzgado, por lo que es posible que el ver que para ejecutar la entrega tendrían que actuar por la fuerza, desistieran de intentarlo.

La familia que ve peligrar el lugar en el que vive es un ejemplo prototípico de la situación generada en la vivienda por el boom inmobiliario. Cuando compraron su casa en la Avenida de la Asunción en la barriada de Pablo VI, la tasación fue de 240.000 euros. Pero ahora cuando se le ha hecho una nueva tasación previa al desahucio. La valoración es de 140.000 euros. Ellos pagaron la entrada y las cuotas de la hipoteca durante siete años. Pero la mayor parte de las cuotas eran intereses, así que después de haber pagado entre la entrada y las cuotas alrededor de 90.000 euros y de entregar la vivienda aún les queda una deuda de 85.000 euros. Es el resultado de la diferencia entre las dos tasaciones.