Los hechos ocurrieron algo después de la 1:30 de la tarde. La víctima había cerrado su despacho de loterías en el centro de Alcalá y se dirigió como hace cada día al garaje en el que guarda su coche. Llevaba la recaudación de la mañana de su establecimiento. Dentro del aparcamiento, situado en un bloque de viviendas de la calle La Plata, una persona que lo debía estar aguardando escondida le puso una capucha en la cabeza mientras que otra le ataba las manos a la espalda con una brida. Le robaron el dinero de la recaudación y le empujaron al interior de su coche. Allí lo dejaron y salieron a la fuga.

Afortunadamente el agredido pudo romper las bridas y liberarse, en caso contrario puede que hubiera tenido que pasar largas horas en el lugar, donde resultaba difícil que fuera visto por otras personas. 

La forma de realizar la acción delictiva evidencia que se produce tras haberla preparado cuidadosamente. Los atacantes debían conocer los hábitos de la víctima, sus movimientos y horarios, así como que llevaba la recaudación él mismo. Ahora la víctima lamenta que deberá cambiar por completo de costumbres y de forma de actuar.