Las fuertes lluvias de la tarde de ayer sobre Alcalá provocaron su efecto habitual: una gran cantidad de agua bajando desde los barrios altos y concentrándose a modo de embudo en la calle Nuestra Señora del Águila. El agua llegó a superar la altura de los bordillos si bien no arrastró coches ni provocó daños de gravedad. En la calle Pérez Galdós, la Plaza Cervantes o La Plazuela también hubo inundaciones.

Era la primera vez que el tanque de tormentas inaugurado en enero del mes pasado se enfrentaba a la situación para la que está diseñado: lluvias intensas, concentradas en poco tiempo. Y por ahora se ha mostrado ineficaz. Esta infraestructura se presentó como un seguro para las riadas del centro urbano. Al gigantesco depósito construido en el Parque Centro deberían ir a parar las aguas de las zonas altas de la ciudad para evitar que se concentren en el centro.

En su inauguración se presentó por parte del Ayuntamiento como "una infraestructura para evitar inundaciones en casos de circunstancias meteorológicas extremas". Para ello cuenta con un depósito de 8.000 metros cúbicos y conexiones con los colectores cercanos. Según el Gobierno local la idea de su construcción "nació de un estudio sobre las necesidades para evitar las inundaciones que la propia orografía de la ciudad provocaba ante situaciones de lluvias extremas que colapsaban la antigua red".