Es así la segunda concejal que se queda al margen de grupo político, después de que Ciudadanos expulsara a su líder, Ester Ruiz. La composición del plenario se complica así algo más y pasa a tener ocho divisiones, seis grupos políticos y dos ediles no adscritas. Garrote ya anunció su intención mantenerse como concejal hasta final de mandato. No va a entregar el acta como le piden los que eran sus compañeros, ni nadie puede obligarle a hacerlo, ya que las actas de concejal son personales. La medida si supondrá que perderá la liberación económica de la que había disfrutado hasta ahora.

Jésica Garrote realizó una larga intervención en el Pleno sobre su expulsión, en la que no ahorró críticas y descalificaciones de tipo personal a los tres concejales de Alcalá Puede, Áticus Méndez, Pedro Nieto y Sheila Carvajal. Según Jésica Garrote, que hizo un discurso personalista y elogioso con su propia labor, lo ocurrido ha sido “un golpe de estado de tres personas con más ego y ansias de poder que de trabajar por el pueblo”. A su juicio “me echan porque estoy trabajando por lo que prometí y por los vecinos y porque yo tengo valores y no precio”.

La réplica se la dio, Sheila Carvajal, que pasa a ser la portavoz de AP y quien criticó a Garrote que hubiera dejado a un lado el proyecto de la formación y que centrara su discurso en ella misma. “La gente quería que trabajáramos por un proyecto un grupo de cuatro personas y no una sola, aquí estamos cuatro concejales y no una”, afirmó.