La calle tendrá una nueva estética que será continuación de la que ya existe en la Plaza Cervantes y el Duque: losas grises, macetones de granito y farolas de diseño. A través de esta acción se quiere fomentar el papel de la calle como lugar de encuentro y actividad económica, mediante el desarrollo del comercio.

La calle La Mina quedó fuera del plan de reforma realizado en el centro a raíz de la riada que destrozó el centro hace ahora 11 años. Desde entonces se baraja realizar una actuación que la armonice con el resto de zonas y que cree un continuo urbano entre La Plazuela y la Plaza del Duque. Se trataría de crear una plataforma única de circulación como en la plaza de Don Paulino por ejemplo, de forma que quedase espacio para terrazas. Esto supondría la eliminación de la mayoría de aparcamientos.

En cuanto a la estética, seguiría la de zonas aledañas. Es decir, una imagen que distorsionarían la imagen histórica de la calle, cuya personalidad urbana se enmarca en la estética del regionalismo, movimiento del que se conservan en la calle algunos ejemplos interesantes de casas o el Teatro Gutiérrez de Alba. El presupuesto previsto para la reurbanización de la calles de 1.275.000 euros.

La intervención incluiría también la apertura del Molino de la Mina, bajo el Teatro Gutiérrez de Alba, que podría visitarse. Esta actuación contempla que el acceso se haga desde la calle la Mina en un punto próximo a la farmacia mediante una estructura acristalada. Aquí está por definir la forma en la que se haría el acceso. En función de ello el presupuesto puede oscilar entre los 290.000 y los 650.000 euros.

El arreglo de la calle La Mina es un proyecto largamente postergado por las autoridades municipales, de forma que, pese a su carácter histórico y su relevancia en los actos públicos de la ciudad, es una de las vías más deterioradas de la ciudad. Presenta numerosos baches, desperfectos en el acerado o iluminación a base de farolas de carretera.

En los últimos años la evolución de la calle se ha caracterizado por el cierre progresivo de establecimientos comerciales y por la pérdida de su papel como lugar de encuentro de los alcalareños.