El clan contaba con tres domicilios situados en la Plaza María Zambrano para la venta de drogas. Las hijas del matrimonio que dirigía la organización eran las encargadas de regentarlos. En estos puntos habían dispuesto diversas medidas de seguridad, como rejas en la puerta para realizar la venta sin que los clientes pasaran al interior, al tiempo que dejaban el interior a oscuras para reducir la visibilidad de quien hacía la venta.

Pero también realizaban ventas directas en la calle. Para ello escondían la droga en los bancos o la vegetación de la plaza de forma que siempre llevaban encima dosis pequeñas. Cuando se les acababa subían al cercano domicilio en el que la madre gestionaba el almacén de la droga. En este lugar, según explica la Policía, se preparaban las dosis y se suministraba el material a los puntos de venta. De esto se encargaba uno de los hijos del matrimonio.

Allí estaba la sustancia que no iba a salir de forma inmediata al mercado. De esta forma los otros domicilios, en los que realizaban las ventas, no estaban nunca muy cargados de droga. El sistema se completaba con la colaboración de amigos de los hijos que realizaban labores de vigilancia para alertar de la llegada de la Policía o para custodiar los estupefacientes en sus traslados. Para facilitar el trabajo de los vendedores, llegaron a destrozar el alumbrado público.

La investigación policial comenzó en noviembre del año pasado. A lo largo de numerosas vigilancias llegaron a detectar el trasiego de compra y venta y localizaron a todos los integrantes del clan familiar así como a los colaboradores.

Luego realizaron la entrada y registro de los tres domicilios donde encontraron la droga empaquetada por dosis y escondida en calcetines que colgaban del tendedero de la vivienda, con un sencillo sistema de clasificación: verde para la cocaína y blanco para la heroína.    

La Policía se incautó de 108 dosis de cocaína, 25 de heroína, ocho cajas de tranxilium, 13 gramos de hachís, heroína suficiente para preparar 4.200 dosis más, dinero, móviles, un coche y diverso material relacionado con el tráfico de drogas.

 Los detenidos, tras prestar declaración en dependencias policiales, fueron puestos a disposición de la Autoridad Judicial, quien decretó el ingreso en prisión de ocho de ellos. En la investigación, llevada a cabo por la Policía Nacional de Alcalá de Guadaíra, participaron efectivos de la Udyco y de los GOES de Sevilla.