Actualidad - 18/03/2013
Artículo de Grupo Dictea.
El concepto de autoridad en los padres
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Para tener autoridad con los hijos, los padres debemos ejercer un liderazgo sobre ellos, entendido éste como: "la capacidad de influir positivamente en el otro para el logro de un fin común, valioso y humano". El término de padre/amigo o madre/amiga no puede ser real porque las relaciones que se establecen no son entre iguales. Los padres tenemos unas responsabilidades y obligaciones con nuestros hijos, que no tienen los amigos.

Para ejercer la autoridad debemos establecer unas metas comunes para nuestra familia. A través del consenso, los padres priorizaremos cuales son los valores que consideramos más importantes transmitir y que límites fijaremos para las conductas contrarias a esos valores. Es importante comunicar a nuestros hijos las metas que nos hemos marcado y que ellos conozcan con la mayor claridad posible que esperamos de ellos  y que consecuencias tendrá el incumplimiento de las normas. Existen normas que estimaremos como fundamentales y por tanto no son negociables, que constituirán la base del sistema de valores: el respeto, la honradez, el esfuerzo…, y otras que son más accesorias y susceptibles de modificar y/o negociar en función de las edades de los hijos y las circunstancias: horarios, gestión de la paga, tareas domésticas,...

No olvidemos que la disciplina, ese término a veces tan denostado, implica una instrucción sistemática para seguir un determinado código de conducta. Y debemos ejercerla con firmeza, pero también desde la razón y el afecto, no desde la imposición aleatoria del ordeno y mando. Para que nuestros hijos interioricen las normas, es necesario ser constante y ejercer la autoridad como padres, dedicándole el tiempo necesario y no delegándola en otras personas.

¿Cuáles son los errores que cometemos con mayor asiduidad en el ejercicio de la autoridad?

  • La permisividad cuando nos es más cómodo no intervenir.
  • Ceder después de decir no.
  • El autoritarismo.
  • La falta de coherencia, desacuerdo o incomunicación entre los padres.
  • Perder los papeles.
  • No cumplir las promesas ni las amenazas.
  • Debatir las normas entre los padres estando los hijos presentes.
  • No negociar.
  • No saber escuchar.
  • Exigir resultados inmediatos

Para  conseguir que la autoridad tenga un efecto positivo, os dejo algunas recomendaciones que espero os sean de utilidad:

  • Tener los objetivos definidos y enseñar con claridad aspectos concretos.
  • Dar tiempo para el aprendizaje e interiorización de las normas.
  • Valorar los intentos y esfuerzos por mejorar.
  • Ser referencia con nuestra conducta para nuestros hijos.
  • Mantener un equilibrio entre “actuar sin más” y excederse con los discursos.
  • Reconocer nuestros propios errores.
  • Demostrar interés sabiendo escuchar.
  • Potenciar las aptitudes y habilidades de nuestros hijos.
  • Reforzar la autoridad del cónyuge.

Y terminamos con una cita célebre de Plinio el Joven: “No hay autoridad como la que se funda en la justicia y se ejerce por la virtud”

 
 

Rafael Alonso Guerra

Psicólogo y orientador escolar

Grupo DICTEA S.L.

www.dictea.es

 

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