La obra se abre con una presentación biográfica del personaje a cargo de Vicente Romero Muñoz en la que se detalla el amor del mismo hacia la fotografía y su ciudad,  destacando su perfeccionismo que le llevaba a buscar siempre la luz más adecuada o el encuadre más idóneo. Finalmente, desgrana su peripecia vital al frente de la Imprenta Guadaíra y su labor como promotor del asociaciones y exposiciones de tema fotográfico.

Prosigue el libro con una selección de sus mejores imágenes tanto en color como en blanco y negro. No aparece una división en capítulos pero en algunos casos se agrupan bajo epígrafes como los titulados «Convento de la Orden de San Francisco», «La Santa Misión (1954)», «La reconstrucción del 64» (dedicado a las obras de reedificación del santuario del Águila) y «Juegos florales». Se concluye con varios textos; el primero, firmado por Francisco García Rivero bajo el título «La clara intuición del artista», expresa su admiración y cariño por Enrique Rodríguez; le sigue «Vivencias» de Alfredo Gómez Rodríguez que recoge, junto a un recuerdo de su amistad, sus experiencias comunes en la creación del Primer Concurso Nacional de Fotografía Artística de Alcalá de Guadaíra en 1952 y de la «Agrupación Fotográfica Alcalareña» dos años después; a continuación Vicente Romero Gutiérrez relata en «Once colecciones postales» la aparición a lo largo de casi cuarenta años de las distintas compilaciones fotográficas de las que se nutre la presente obra y que significan su legado público más notable; prosigue con «Carta a Enrique Rodríguez» en el que ya desaparecido Paulino García-Donas López recuerda de forma entrañable a su amigo; para finalizar Luis Álvarez Selma escribe «A modo de epílogo» sus experiencias comunes como amigo y aficionado a la fotografía.

La colección de casi trescientas instantáneas recorre una gran variedad de temas alcalareños, agrupándose por temas, aunque no existe una división rígida y los mismos aparecen entremezclados. Algunas de las imágenes no han sido publicadas hasta la fecha, lo que supone una importante aportación al acervo cultural local. Los pies de foto enriquecen el contenido al encuadrarlo tanto en el ámbito temporal y como en el espacial. En muchos casos, se menciona el nombre de las personas que aparecen o los hechos que motivaron las imágenes. Esto convierte al libro en un testimonio muy rico de medio siglo de Historia de Alcalá y en una fuente de información muy interesante sobre el periodo que abarca.

La obra se inicia con dos imágenes de la patrona, la segunda de las cuales se ha convertido en el  canon estético de la misma, siendo reproducida en un sinnúmero de ocasiones. Continúa con la primera foto que se le publicó al autor en 1946, perteneciente a un encuentro de fútbol que disputaron en El Viso del Alcor un equipo local y el alcalareño de «Acción Católica». En la siguiente página una imagen de enorme plasticidad recoge el baile por sevillanas de dos señoritas vestidas de flamencas. El tren de los panaderos se recoge en numerosas ocasiones en instantáneas que rememoran uno de hechos más característico de la ciudad y del que hoy apenas queda algún rastro. Otro tema espléndidamente recogido es el convento de San Francisco; aparecen imágenes de sus dependencias interiores, así como del edificio en su conjunto. El tema religioso es tratado extensamente; la patrona aparece en numerosas ocasiones con los motivos más diversos y supone un interesante recorrido por su iconografía a lo largo de los últimos cuarenta años. De igual forma contiene imágenes de la Semana Santa y de las hermandades que en ella participan; dentro de esta temática aparece en la página cuarenta y tres una de las mejores fotos de la obra, y tal vez de las captadas en Alcalá. Muestra a algunos miembros de la Judea arrodillados contemplando, junto a un numeroso público, la entrada de Jesús en Viernes Santo. De una plasticidad velazqueña se la puede calificar de magistral.

La feria, los actos sociales, deportivos y culturales también tienen su acomodo en la selección de imágenes y son testimonio de lo acontecido en Alcalá en la segunda mitad del siglo xx. El paisajismo, tanto natural como urbano, se constituyen en otro elemento reseñable tanto en cantidad como en calidad de la obra. Algunas de las mismas se han convertido en símbolos de la ciudad y han sido repetidos en incontables ocasiones, muestra de sus innegables valores estéticos.

El libro ha sido editado por la Fundación Ntra. Sra. del Águila, con la colaboración de la Hermandad de Santa María del Águila Coronada. Preimpresión ha estado a cargo de José Ordóñez Ruiz y ha sido impresa en los talleres de la Imprenta Oromana. Cuenta con 154 páginas, de las cuales casi setenta son a color. Su realización ha sido posible gracias a la colaboración de diversas entidades, permitiendo un precio muy asequible y muy inferior a los méritos de la obra.

En conclusión, no encontramos ante una obra imprescindible para todo aficionado a la fotografía y para todos aquellos que deseen rememorar los últimos cincuenta años de nuestra ciudad y a un fotógrafo irrepetible.