Hermandades - 25/10/2015
Procesión extraordinaria con motivo del 50 Aniversario de la fundación de la Hermandad
Medio siglo de oraciones prendidas en la Virgen del Rosario
Autor:
Alberto Mallado
Medio siglo de oraciones prendidas en la Virgen del Rosario
Fotos: Alejandro Calderón
La Virgen del Rosario escribió este sábado una página en la historia de la Hermandad.Es la que está numerada con el 50, si se aplica la equivalencia en años. Medio siglo de devoción salió a la calle para mostrar como ese tiempo ha asolerado una hermandad con personalidad y estética propia. Una corporación que hizo de un sábado de octubre, Domingo de Ramos trazando una línea blanca y dorada por las calles de Alcalá al paso de la Virgen del Rosario.

Para la redacción de esta página la hermandad hizo balance de las mejores líneas escritas. Su paso dispuesto en la capilla de los Salesianos con la compañía de María Auxiliadora, devociones hermanadas bajo el techo y el espíritu salesiano. Ajetreo en el patio del colegio y la salida del templo bajo el sol para que la evocación del Domingo de Ramos fuera completa.

Luego el rezo del rosario en las voces y en el sonido de las cuentas golpeando en los varales, poniendo excelente acompañamiento musical a las voces de la oración. Un recorrido con estampas nuevas por las calles Juan Abad y Monroy que permitió rodear la residencia de ancianos de la Milagrosa y dejó a la Virgen asomarse a las ventanas de quienes allí viven para dejar prendidas en sus rejas el bálsamo de su oración.

Con la visita a la residencia y el cambio en el acompañamiento de la procesión, los abuelos quedaron convertidos en eje y protagonistas de la jornada. Desde aquí, la Virgen inició otro tramo de su recorrido ya con acomañamiento de la banda de música de La Puebla. Amplio y variado repertorio para una procesión de gloria que dio cabida a que 150 costaleros inscribieran su nombre en la lista de una cuadrilla histórica.

En el camino colgaduras, pétalos y la Virgen preciosa en su paso. Con la luz del día y con la de las velas de noche, que hicieron del paso un ascua dorada que atravesaba la noche. Una luz que iluminaba calles y rostros, complacidos en la dulzura de la expresión de la Virgen que tras la restauración ha sumado a su expresión, un temblor de nácar en su piel. En el camino también una firma en forma de azulejo el recordatorio del lugar en el que hace 50 años  se bendijo la Virgen, la Plaza del Barrero. Un bucle histórico que para muchos traza el recorrido de su propia vida.

Y la noche cayendo mientras los presentes confundían el calendario y el reloj. Uno volvía atrás cincuenta años y el otro adelantaba hasta el Domingo de Ramos.

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