Antonio Gutiérrez Limones, el que fuera paseado por las redes sociales vestido de “Príncipe de Beukelaer”, ha salido victorioso de  la partida de ajedrez jugada, en estas dos semanas, por él contra las cinco princesas-aspirantes al sillón-trono consistorial.

Al final el príncipe ha podido con todas. Algunas se las ha atraído, no sabemos si en calidad de Consorte o solo como escuderas, y las demás han sucumbido al agotamiento por debate infructuoso, que a una gran mayoría ha decepcionado y que a la postre no han sido capaces de derrotarlo ni a urna secreta.

Puede pensarse que Limones es más listo que los demás, o que los demás no han sabido ponerse de acuerdo, pero no debemos olvidar que Limones contaba con un arma estratégica y demoledora: la Termodinámica.

La termodinámica ha demostrado que los sistemas fisico-quimicos tienden a la estabilidad energética mínima, implicando a su vez un mayor nivel de desorden, y a mi entender, los sistemas sociales o humanos no están libres de esta demoledora ley, ley que ha jugado a favor de Limones, como ahora explico.

El resultado de las elecciones municipales en Alcalá ha sido, como se ha comentado por las cafeterías, demoníaco. Esta segunda oportunidad ofrecida para desbancar al PSOE de la alcaldía, después de 20 años, se presentaba diferente a la primera, ya que si bien la vez anterior hacían falta tres fuerzas políticas, ahora hacen falta como mínimo cuatro. Por otro lado al PSOE de Limones, le resultaba tremendamente difícil concitar una mayoría absoluta, ya que no tenía socios suficientes, como así ha sido.

Es decir una configuración de fuerzas (concejales) que obligaba a los grupos de la oposición a hacer un tremendo esfuerzo y poner en juego una gran cantidad de energía (sacrificios, riesgos de disputas internas, credibilidad política, aspiraciones personales, etc.), que a la postre ha sido imposible de materializar.

En este “juego energético” ha habido muchos actores, no solo los concejales propiamente dicho, sino que incluso ha habido participación de sectores no vinculados a partidos políticos, pero que incluso esta circunstancia no ha favorecido la consecución de los objetivos.

Al final la termodinámica ha hecho su aparición provocando que el sistema de gobierno municipal recaiga en lo que inicialmente todos pensaban que ocurriría, lo más fácil: que Limones sería alcalde por las tremendas dificultades que entrañaba un pacto entre la oposición.

Gran parte de Alcalá, la que no voto socialista, ve como fracaso la nueva investidura de Gutiérrez Limones y cada uno inculpará en el contrario ideológico la responsabilidad de este fracaso, pero si miramos estrictamente por la ciudad hay situaciones peores.

El mandato que ahora comienza va a ser tremendamente apasionante, porque si bien el PSOE ostenta la Alcaldía, la mayoría absoluta la tiene lejos y Limones, su actual alcalde, deberá mirar con lupa su gestión, deberá velar por que haya consenso, aunque sea mínimo, en el salón de Plenos, ya que la moción de censura es posible en el momento que la oposición encuentre vías de diálogo diferentes a las emprendidas estas semanas.

Para la oposición el mandato no ha hecho más que comenzar, y ahora tiene mucha mejor posición que en el anterior,  donde la moción de censura era inhábil, y más recursos políticos a su alcance para poder solucionar los problemas que han denunciado durante el mandato pasado y durante toda la campaña electoral. 

Si lo que se espera de Limones, como nuevo alcalde, es que reflexione sobre el significado de las urnas, de la oposición se desea que no busquen culpables y no cierren las líneas.

Hoy, domingo 14 de junio, ya no hay ni príncipe ni princesas, solo responsables públicos, haced lo que os pide el pueblo y sabed que los principios están para romperlos, por lo menos algunos.