La RAE debería reunirse en sesión extraordinaria para incluir en el Diccionario el término “postureo”.  Tan urgente tarea es necesaria para adaptar nuestra lengua a una nueva realidad política quelas chicas y chicos de Podemos llevan tiempo practicando. En el pleno de apertura de la XI Legislatura el “postureo” ha alcanzado lo categórico. Bebés, bandas de música, puños en alto, interminables juramentos-soflamas;  fiesta plebeya sin corbatas; un nuevo amanecer de la democracia ante una oligarquía corrupta (que sí lleva corbata). El “pueblo”, el sano e incorruptible “pueblo”, tras rodear el Congreso lo ha tomado “al asalto” democrática y legalmente. Las Cortes son el nuevo escenario del show televisivo, seguro que el  plúmbeo canal “Parlamento TV” aumentará exponencialmente su “share”. El “postureo” en el Congreso no hace más que reafirmar la estrategia de Podemos de librar una batalla simbólica, una verdadera “revolución cultural” contra los símbolos de lo que ellos consideran como una democracia caduca. Al llegar a los ayuntamientos, en mayo, se retiraron banderas, cuadros y bustos de monarcas, se cambiaron nombres de calles limpiándolas de “facherío” y por último, se deconstruyó la tradición “reaccionaria” de los Reyes Magos. Carmena, el Kichi y Colau han marcado el camino, ahora toca en la sede de la soberanía nacional. El show debe continuar. Los jóvenes (y no tan jóvenes) de Podemos, nueva “guardia roja”, nos dicen que han llegado para limpiar el último reducto del “viejo orden” que “es un tigre de papel. Mirado por fuera parece un tigre, pero está hecha de papel y no aguanta un golpe de viento y lluvia…Toda la historia, la milenaria historia de la sociedad de clases de la humanidad, ha confirmado este punto: lo poderoso tiene que ceder su lugar al débil…Llegará el día en que el tigre de papel será destrozado. Pero no desaparecerá por sí mismo; para ello hará falta el golpe de viento y la lluvia”.