La muestra puede verse de forma gratuita desde el miércoles por la tarde y hasta el sábado. El profano se asombrará de la variedad de colores y formas que presentan las aves. Todas ellas han sido criadas en cautividad con exquisitos cuidados para acudir a esta cita que se configura como un verdadero concurso de belleza.

Jueces especializados son los encargados de otorgar las puntuaciones a cada ejemplar y determinar los premios. Una vez pasada la fase de enjuiciamiento las aves quedan expuestas para admiración del público. Allí encontrarán sobre todo canarios. Para su clasificación se dividen en dos grandes grupos: de color y de postura, en función de la característica predominante del ejemplar a la hora de enjuiciarlo.

De color hay cientos de variedades, de sorprendentes totalidades. Desde el rojo intenso, al blanco o al amarillo. Otros muchos combinan pigmentos lipocrómicos: blanco, amarillo y rojo con distintas variedades de expresión de los pigmentos oscuros denominados melánicos. Así se da forma a los ejemplares bronces, verdes o grises. Otros muchos son el resultado de mutaciones en el color del ave ancestral que dan origen a singulares manifestaciones cromáticas como las que recuerdan a las piedras del topacio, el opal o el cobalto y que sirven para dar nombre a los ejemplares.

En la postura, también hay una importante variedad de razas. El origen de cada una suele estar en la selección de los criadores de una región o país. De esta forma España aporta el Giboso, el raza española o el Melado Tinerfeño. Inglaterra suma un buen número de variedades. Francia aporta la elegancia de su rizado; Italia los Gibbers, Fiorinos o Padovanos. De los Países Bajos surgieron los Rizados del Norte y del Sur o de Japón llegan los Hosso.

La muestra se completa además con aves exóticas, ejemplares de fauna europea criados en cautividad o híbridos entre diversas especies.

Una buena ocasión para acercarse a esta afición y aprender con los expertos de la Asociación Algüira.