Por ahora, ella y marido han realizados dos denuncias ante la Policía Nacional y en una tercera ocasión han puesto los hechos en conocimiento de la Policía mientras tramitan una tercera denuncia por las afirmaciones realizadas en Facebook por la concejal socialista Miriam Burgos y su padre, el que también fuera concejal, Juan Antonio Burgos. En este último episodio ambos acusan en las redes sociales a Ballesteros de realizar un «chantaje» al alcalde para conseguir un puesto de trabajo. Laura Ballesteros lo niega y pregunta “¿por qué no denunciaron ese chantaje en su día?”.

Pero ya antes se habían producido otras dos denuncias. En una de ellas, según el marido de Laura Ballesteros, Carlos Pino, declara que mientras realizaba su trabajo como cámara de un medio de comunicación, una persona a la que posteriormente identificó en la Policía, se dirigió a él para decirle “si grabas al público, cuando salga te cojo y te rompo la cámara” y “después de voy a coger en la calle”, según consta en la denuncia. Pero además, esta persona siguió a Ballesteros y su marido mientras se dirigían a su domicilio a la salida del Pleno, como también figura en la denuncia.

La otra denuncia ante la Policía se produce por insultos y difamaciones realizados contra él y su esposa en las redes sociales de personas que ambos no dudan en identificar como vinculadas con el PSOE de Alcalá y que además utilizan fotos extraídas de su perfil profesional en Linkeding.

Ballesteros considera que estos hechos están vinculados con el proceso judicial que investiga las presuntas irregularidades en la empresa pública Alcalá Comunicación Municipal y afirma que las amenazas e insultos se han ido recrudeciendo conforme avanzaba el proceso de ACM en la fiscalía que finalmente ha llevado el caso al Juzgado. Los últimos hechos se producen además horas después de que Laura Ballesteros afirmara en rueda de prensa que ella y un grupo de militantes del PSOE habían contado al alcalde la existencia de presuntas irregularidades en ACM en el año 2011 y que las mismas se las habían transmitido trabajadores de la propia empresa, que además advertían de una situación de acoso en el trabajo.

Para Laura Ballesteros “existen todos los indicios claros de ser una campaña orquestada y premeditada, entendemos que para desacreditar a testigos en el caso ACM y desviar la atención de los verdaderos hechos”. Al tiempo que advierte de que “«el juicio de ACM seguirá su curso y cuando nos llamen diremos toda la verdad y eso no lo van a poder cambiar”.