Según explica Sarmiento, la parte que la empresa de “cazatesoros” se vio obligada a devolver y que consta de alrededor de 500.000 monedas, no completa todo lo rescatado del barco español. Aún quedan alrededor de 6.000 monedas y varios cañones de bronce que los expoliadores escondieron en Gibraltar y que no sacaron desde allí a América con el resto del tesoro. Esta nueva batalla legal debe realizarse frente a la UE, según el criterio de este abogado.

“Pipe” Sarmiento ha sido el principal artífice de la victoria legal del Estado español sobre la empresa de cazatesoros Odyssey, después de una larga trayectoria de reclamaciones, investigaciones y sinsabores. Su amor al mar le llevó hace 14 años a investigar y denunciar como barcos americanos sacaban los restos de un naufragio español en las proximidades de Gibraltar, una zona por la que él solía navegar. Desde entonces ha realizado múltiples denuncias ante la Guardia Civil y las administraciones, -donde encontró en ocasiones a personas interesadas en el problema, pero donde la desidia por estos temas era lo más frecuente- para reclamar tanto la protección del patrimonio español de sus barcos hundidos, como para lograr la devolución de los tesoros que veía llevarse delante de sus narices. Finalmente consiguió que el Estado llegara a los juzgados americanos contra la empresa expoliadora y allí un juez dio la razón a España en su reclamación. El argumentario legal por parte de España era evidente. Este barco como todos los que hacían la travesía con América era un barco de la Corona Española, por tanto un barco de Estado. Y se da la circunstancia de que a raíz de la instalación de la base de Rota España y Estados Unidos tienen suscrito un acuerdo en el que ambos países se comprometen a no tocar los naufragios de barcos de la otra nacionalidad.

El alcance de este logro  va más allá del caso concreto, ya que crea un precedente y Sarmiento considera que “a partir de ahora no se van a tratar más estos temas con la desidia con la que se ha hecho hasta ahora por parte de España”. Incluso se ha constituido un comité específico que implica a los diversos estamentos vinculados con el mar en España para que no vuelvan a darse casos similares.

Y es que durante muchos años el patrimonio hundido español ha sido objeto de expolio por estas empresas de cazatesoros tanto en las aguas de América como en las de España y en muchas ocasiones incluso con autorización para ello por parte de las autoridades españolas. Se trata de empresas muy especializadas que cuentan con capital internacional para financiar costosos equipos de búsqueda que cuentan con robots para la inmersión cuyo costo puede superar los seis millones de euros.

En la base del problema de desprotección sobre este patrimonio, está según Sarmiento, “la escasa presencia que España tiene en el mar”. Según explica, el país necesita de un servicio de guardacostas amplio y bien dotado, en lugar de la multiplicidad de barcos de diversos organismos que ahora recorren las costas españolas, en un número que no es acorde con la cantidad de kilómetros de costa del Estado español.