Allí permanece desde el pasado fin de semana con sus dos hijos de 20 y 15 años y con la novia del mayor. Duermen en una tienda de tres plazas y pasan buena parte del día en los soportales del centro y en la cafetería, donde le ayudan y le ofrecen un refugio que, confiesa Carmen, le está sirviendo de mucha ayuda.

El camino hasta esta situación comenzó hace tres años. Carmen se divorció entonces y comenzó su sufrimiento. Se le acumularon los problemas económicos y de salud. Se fue a vivir a un piso de alquiler, pero no podía pagarlo y hace un mes tuvo que dejarlo. En este tiempo ha estado viviendo en una furgoneta que le dejaron y en una vivienda que le dejó una mujer. Pero el pasado sábado también tuvo que abandonarla y se vio en la calle.

Cuenta con la ayuda de su madre.  Pero en su casa la situación no es mucho mejor. Tiene tres hijos más y no cuenta con espacio para todos, según cuenta Carmen. Allí acuden para asearse y el hijo pequeño de Carmen para dormir.

Carmen intenta rehacer su vida. Hace poco empezó a trabajar en un bar los fines de semana, pero con eso y con la ayuda de 213 euros con la que cuenta no le da para una vivienda, apenas le llega para comer los tres.

Después de varios días de acampada la ha recibido el delegado de Servicios Sociales y se vislumbra una solución a su caso. Según cuenta Carmen, le han prometido que le darán para la fianza de un piso y para tres meses de alquiler, pero no más de 300 euros. Luego le indican que esperan que se haya puesto en marcha una bolsa de viviendas sociales para atender problemas de vivienda y que podría encontrar aquí una solución definitiva.

Ahora Carmen  busca una vivienda de alquiler que se ajuste a los 300 euros que le darán, pero tampoco le está resultando tarea fácil, por la situación del mercado, donde los precios suelen estar por encima de esa cifra.