El objetivo de este encuentro es que los integrantes de este colectivo conocieran de primera mano el origen y la forma de tratamiento del combustible que la fábrica cementera quiere emplear en su Proyecto de Valorización Energética de Residuos, para el que cuenta con autorización por parte de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía pero que se encuentra actualmente bloqueado por decisión municipal.
Según afirman desde la empresa “este proyecto, que no implica ningún riesgo para la salud de los vecinos y que, de ponerse en marcha, tendría un impacto ambiental positivo en su entorno, ya se realiza en la mayoría de las fábricas de cemento y en muchos centros productivos de otros sectores en España y Europa desde hace más de 30 años”.

El procedimiento que la cementera quiere implantar consiste en el aprovechamiento del valor calórico obtenido de residuos no peligrosos como combustible alternativo al ya empleado en la producción del cemento  “no en su incineración, como defienden algunos grupos locales”, afirman.

Estos residuos proceden de gestoras que “responden a las máximas garantías y controles”, como las que ya existen en Alcalá de Guadaíra, entre ellas Banales. La compañía destaca que al abastecerse de empresas locales para obtener este tipo de residuos, también se generaría “más desarrollo socioeconómico en el municipio, unido a la inversión de más de dos millones de euros que supondría el inicio del proyecto”.