Ayer debí publicar una noticia en esta página. Debí dar cuenta del fallecimiento de una persona relevante y muy querida en Alcalá, José Antonio Mallado Rodríguez. Pero esa noticia no voy a publicarla. No quiero. El titular sería fácil de componer, pero no voy a escribirlo. Tengo una extensa documentación para hacer el texto. Y todos los datos los he contrastado personalmente. Pero no voy a redactarla.
Total, tampoco hace mucha falta. En Alcalá todos lo conocen y saben lo que ha hecho. Era transparente. Todos los que lo han tratado saben bien que era un hombre cariñoso, templado, trabajador, culto, generoso, firme en sus convicciones y de moral elevada. Un hombre bueno. Un hombre que quiso mucho y que fue muy querido.
Por eso yo no voy a escribir una noticia. Voy a recordar a mi tío Pepe de otra forma. Las líneas de más abajo las escribí hace unos años para un día de alegría y celebración. Un día que compartimos con toda la familia. Comimos, hablamos, reímos y cantamos. Como otras veces. Como tantas veces. Fuimos felices juntos y a su lado. Sentimos que la vida era generosa con nosotros por tenerlo cerca. Sabíamos que éramos afortunados. El tito Pepe ejercía de patriarca y velaba por todos. Y él, sonreía viéndonos reír a nosotros.
Por eso sé que a mi tío Pepe le gustará que lo recuerden con una sonrisa. Hoy no escribiré una noticia, sino que recordaré aquella “Oda al tito Pepe”.
De cuerpo orondo
Y corazón tan tierno
Como dulce de bizcocho
Que le quitara el sueño.
De hechuras rotundas
Y altura considerable
A lo largo, hermoso
A lo ancho… mejorable.
De ojos azules
Como de cielo abierto
De mirada clara
Puerta de sentimientos.
De ciencia extensa
Y lecturas grandes
Sabe bien que el mundo
Todo en los libros cabe.
Un “arzak” le hubiera hecho
Su virtuosa espumadera
Si no fuera por las manchas
Prestas siempre a su pechera.
Profesor de economía
No te cuadran los balances
Tú das todo a los demás
Sin pedirles que lo igualen
Como los hombres decentes
Enamorado de su tierra
Personaje y archivero
De la historia alcalareña.
Como los hombres inteligentes
Seguro de sus creencias
Ejemplar en la Fe cristiana
Norte de su existencia.
Sabedor de que la gloria
Tiene su sitio en la tierra
Desde San Roque a Santiago
Del Socorro en la delantera
Y aun habiendo hecho tanto
Lo mejor que has hecho es casarte
Con una rubia que tiene
La virtud de no enfadarse
La ciencia de comprender
Todas las debilidades
El bálsamo de cariño
Para vencer dificultades
Y contagiosa e infinita
Una alegría inmarchitable.
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