Los adoradores recibieron el Sacramento de la Reconciliación, que les limpió de pecado. Rezaron el Santo Rosario y participaron de la Misa, recibiendo el Sacramento de la Comunión. Finalizada la misa, el Sacerdote realizó la Exposición del Santísimo, mientras la Comunidad de Hermanas Clarisas y los adoradores cantaban Pange Lingua.

Se realizó Estación Mayor a Jesús Sacramentado y se continuó con la vigilia para la cual se siguió el esquema correspondiente al Oficio de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, que se entregó en separata a los asistentes.

En el rezo de Vísperas se realizó de pie la invocación inicial y el himno “Sólo el amor halló tal sacerdocio”, y sentados, la Salmodia, que incluyó los Salmos, recitados a dos coros alternativamente, “El Mesías, rey y sacerdote” y “Grandes son las obras del Señor”. Con las Antífonas “El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: Tú eres sacerdote eterno” y “Dios, que es rico en misericordia, nos vivificó con Cristo”, con las correspondientes pausas para reflexionar.

Se continuó con el Cántico: Himno a Cristo, primogénito de toda creatura y primer resucitado de entre los muertos. Tras la lectura y responsorio breve, se realizó de pie el Cántico Evangélico “Alegría del alma en el Señor”, recitado conjuntamente por todos. Tras las preces, se terminó con la oración que Cristo nos enseñó, tras la cual, el sacerdote Juan Francisco, que actuaba de presidente y ministro ordenado realizó la oración y conclusión.

Se hizo el silencio, y tras estos gozosos momentos, los adoradores recitaron, lentamente, de rodillas, la Oración de presentación de adoradores. En ese momento comenzó la Vigilia Nocturna, realizándose de pie el Invitatorio con el Salmo “Invitación a la alabanza divina” y la Antífona “Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. A Cristo, sacerdote eterno, démosle gloria. “

En el turno de vela, se recitó de pie, conjuntamente por todos, el himno “Único mediador, Cristo Pontífice”, y sentados, la Salmodia a dos coros alternativamente, que incluyó el Salmo “El Mesías, Rey y Vencedor”, con la Antífona “Se lo pedí a mi Padre, y me dio en herencia las naciones.”, así como el Salmo 39, 2-9, con la Antífona “Presentad vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios.” Terminó la Salmodia con el Salmo “Nuestra salvación está cerca” y la Antífona “Cristo amó a su Iglesia y se entregó a la muerte por ella para santificarla.”

Tras el Versículo, se procedió a realizar desde el ambón la Primera lectura: De la carta a los Hebreos. Jesucristo, Sumo Sacerdote. Realizado el responsorio, se procedió a realizar desde el sitio la Segunda lectura: De la encíclica Mediátor Dei del papa Pío XII. Cristo, Sacerdote y Víctima.

Tras el responsorio, se dijo el Himno Te Deum, realizando el presbítero la Oración y la Conclusión. Se continuó con 45 minutos de rigurosísimo silencio, para la Meditación personal.

En Unión de la Comunidad de Hermanas Clarisas se realizaron las Preces expiatorias y, de pie, el rezo de Completas,  con Examen de conciencia, el Himno “Confianza en Dios y la Salmodia, recitándose a dos coros, alternativamente, el Salmo “El Señor es el lote de mi Heredad”, con la Antífona “Mi carne descansa serena”.

Tras la lectura breve, realizada por Sor Ana, se realizó el Responsorio breve y el Canto Evangélico “Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel, con la Antífona “Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos para que velemos con Cristo y descansemos en paz. El Reverendo realizó la Oración y todos recitaron a dos coros la Antífona final a la Santísima Virgen María. Realizando el presbítero la Oración final.

Se finalizó con la despedida del Santísimo. Canto final, Bendición con S.D.M. y Reserva por el hermano adorador, Rvdo. P. D. Juan Francisco Gutiérrez García.

Los adoradores, incluida la Comunidad de Hermanas Clarisas, se retiraron llenos de paz y gozo espiritual. Además, gozando de indulgencias plenarias, pues durante el primer año de sacerdocio las Misas aplicadas y las confesiones del sacerdote gozan de indulgencias plenarias.

La Sección Adoradora de Alcalá de Guadaíra, que preside honoríficamente, S.E.R. Fray Carlos Amigo Vallejo (cardenal arzobispo emérito de Sevilla) da gracias al Señor, pues nos ha vuelto a realizar el mejor regalo que se puede recibir: que un adorador reciba el Orden de los Presbíteros, como ya ocurriera anteriormente con Fray Florencio Fernández Delgado, que al igual que el Reverendo Juan Francisco Gutiérrez García, comenzó en la Sección Adoradora como Tarsicio.