La forma de actuar de los atracadores es la misma que en los tres atracos recientes que han tenido lugar en la localidad. Varios encapuchados, tres en este caso, con armas de fuego entran en el establecimiento y con gran rapidez realizan el robo. En este caso llama la atención que el robo se ha producido a las nueve y media de la mañana en una calle con varios locales comerciales abiertos a esa hora y con mucho tránsito de personas.

Según relata la propietaria de la joyería que estaba en ese momento en su interior. Tres personas con pasamontañas irrumpieron a las nueve y media en el establecimiento, que acababan de abrir. Uno de ellos con una pistola gritaba "dinero, dinero". La mujer le dio lo que había en la caja en ese momento, pero el atracador entro en el taller donde están las joyas de mayor valor. Su marido, que abrió el negocio, que ahora regenta su hijo,  estaba allí y se enfrentó al atracador. Con un taburete le cortó el paso para que no avanzara hacia el interior del taller. Recibió un golpe en la cabeza con la culata de la pistola y otro golpe en la mano, pero logró que el atracador se marchara.

Mientras se producía esta escena los otros dos atracadores destrozaron los cristales de los escaparates, tanto uno exterior que es blindado, como varios del interior. Los propietarios no han podido aún hacer balance de lo que se han llevado, pero a simple vista han comprobado que se han llevado una buena cantidad de relojes. El establecimiento ha sufrido importantes daños.

La joyería Parra es un negocio familiar, que va por la segunda generación. Abrió en este lugar hace 26 años. Ahora la regenta el hijo del fundador ayudado por su madre. El padre de la familia había acudido para que su esposa no quedara sóla mientras que su hijo iba a desayunar. También estaba en el interior un amigo de la familia que había pasado a saludarlos.

La Policía Científica ha acudido al lugar y ha tomado huellas para la investigación.

La oleada de atracos que sufre Alcalá sufre un nuevo incidente tras los robos, realizados con el mismo modus operandi que han sufrido Burguer King, un salón recreativo  de la calle Silos y la joyería Prada.