Manuel Espinosa, tras explicar brevemente la presentación que llevaba preparada separada en diferentes bloques (planeta vivo, el mundo de los niños, el mundo de las mujeres, rituales, procesiones, Kumbh Mela, Ganga Aarti, procesión de Jesús Nazareno en Quito) procedió a mostrar las fotografías, sin comentarios, para que el espectador pudiera interiorizarlas, reflexionar sobre lo que ve, disfrutar del arte que subyace en cada una de ellas. Solo se escuchaba una suave música que formaba una singular simbiosis con las imágenes, y los espectadores transportados a lugares insospechados y al interior de los fotografiados, conscientes de que estaban ante verdaderas obras de arte, irrumpieron en aplausos.

El primer bloque, denominado “Planeta vivo”, mostraba imágenes realmente espectaculares del mundo: selvas, desiertos, ciudades, lugares paradisíacos. En el segundo bloque, mostraba el centro de su obra, las personas, concretamente “El mundo de los niños”, el tercer bloque “El mundo de las mujeres”, los bloques siguientes estaban dedicados a las personas en contextos muy especiales: tradiciones, rituales, procesiones…  Concretamente mostró el peregrinaje Kumbh Mela que se celebra en las riberas del Ganges, en la que participan decenas de millones de personas para proceder a sumergirse en el agua para limpiar sus pecados. También mostró la ceremonia de Ganga Aarti, ritual donde el humo, el fuego y el agua son protagonistas, se entonan cánticos, se quema sándalo y se ofrecen pujas al Sagrado Ganga. Finalizó la exposición mostrando la procesión de Jesús del Gran Poder en la ciudad de Quito (Ecuador).

Nuevamente surgió el aplauso de los asistentes. A continuación respondió a las preguntas de los presentes, que pudieron  comprobar que no solo estaban ante un artista profundamente respetuoso de la dignidad humana, sino ante una persona solidaria, que va cargado de material escolar para regalarlos a las escuelas que encuentra en los lugares más insospechados. Ante las preguntas sobre la facilidad o dificultad para tomar fotografías a las personas, indicó que es muy fácil en Vietnam o Birmania (el país amable), y difícil en Perú, donde las personas son más esquivas.

Le preguntaron cuál fue la vivencia que más le ha impactado en sus viajes por todo el mundo. Manuel dijo que, aunque no cree en los milagros, vivió uno en primera persona. En una isla del tamaño del Hotel Oromana, rodeada de una fauna marina realmente preciosa, estaba en el agua observando los peces, cuando la corriente marina se lo llevaba mar adentro. Dos personas se lanzaron para rescatarle. Cuando él se dio cuenta de que corrían peligro sus vidas, pidió que regresaran que ya vería él lo que hacía. Pues bien, de la nada apareció un viejo en una piragua amarilla, que le llevó a tierra. Se acercó a su bolso para coger algo con lo que agradecerle el rescate y al volverse, no había piragua ni nadie, aunque el horizonte era fácilmente visible.