La calidad de la confitería de San Joaquín está llamada a convertirse en una referencia en la capital, donde ya muchas personas la conocían y venían a Alcalá a comprar sus dulces. Ahora en Sevilla, San Joaquín ha abierto una confitería que mantiene la línea de cuidada estética de sus dos establecimientos en Alcalá. En las nuevas dependencias crea un espacio limpio y agradable en el que los productos cobran protagonismo y convierten en todo un lujo sus expositores. 

Hasta Sevilla han llevado su amplia variedad de dulces entre los que figuran los rositas, la crema tostada, los piononos, los tocinos de cielo, las sultanas de coco, la tarta de manzana, las carmelas o sus míticas bizcotelas. También su amplio surtido de mantecados con el de Viena como estandarte, las pastas de te, los helados artesanales, sus turrones en estas fechas navideñas o las Tortas de Alcalá que ahora se ofrecen en el envase de cartón o en las latas metálicas de diseño creadas por la Marca Colectiva Tortas de Alcala.

San Joaquín una de las insignias históricas del comercio y la gastronomía de Alcalá, fue fundada en 1946 por el abuelo del actual gerente, Joaquín Bono. Su espíritu emprendedor le llevó primero a abrir un segundo local en Alcalá en la Plaza del Barrero y ahora a lanzarse a implantarse en Sevilla, donde la calidad de sus productos le auguran un gran éxito.