Opinión - 09/07/2018
"Barriada Centro". Antonio García Calderón
Autor:
Antonio García Calderón

Recuperamos un artículo de opinión publicado por Antonio García Calderón el 5 de febrero de 2014 y que resultó premonitorio del declive que sufre el centro de Alcalá en la actualidad. En él ofrece también medidas a adoptar para frenar la decadencia del casco histórico.

 

Las pesadillas son en blanco y negro, los sueños a color.

 

Anoche tuve una pesadilla. Dicen que cuando despiertas no sueles acordarte de lo que ha tenido lugar en tu subconsciente, pero en esta ocasión sí lo puedo recordar con meridiana claridad.  Iba andado  por una calle del Centro, no puedo decirles cuál, sería a media mañana. Alguien me llamaba. Era una voz apagada, atenuada por algo que hacía imposible entender lo que me quería decir, como si estuviera dentro de una caja. Por el tono comprendí que llamaban pidiendo auxilio. Era un lamento desesperado, como de agobio por haberse quedado encerrado: “ … A...IRRR, …EEOO … A…IRRR” .  Presté atención para averiguar de dónde venía el sonido. Si miraba a la izquierda, parecía que procedía de la derecha, y viceversa. Si seguía hacia delante, pensando que de allí llegaba, tenía la impresión de que cada vez estaba más lejos, que lo iba dejando atrás.

Intenté buscar ayuda, traté de encontrar a alguien, pero todo estaba desierto. Pensé en llamar a la puerta de una casa, pero no había puerta. Crucé la calle y tampoco había puerta en la casa de la acera de enfrente. Ni en la casa siguiente, ni en la que estaba a continuación. Quise llamar a una ventana, pero mis nudillos dieron contra un tabique de ladrillo. Al golpear la voz se calló. - ¿Estás ahí? – pregunté. -SA...IR, …ERO … SA...IR – contestó. Golpeé de nuevo y acerqué el oído al muro que tabicaba la ventana – SALIR, QUIERO SALIR – pude al fin comprender.

Quien llama pidiendo auxilio es el Centro. Se muere. Se está muriendo. Se va a morir, a no ser que hagamos algo por remediarlo.  El diagnóstico no quiere ser alarmista, pretende ser una llamada de atención, una convocatoria a la acción. De todos, de cada uno de nosotros, dependerá el futuro que le deparará al corazón de nuestra ciudad, que anda sufriendo de mal de amores por el abandono galopante que lo está devorando, con una lenta pero constante cadencia traicionera, que hace que no nos percatemos de la gravedad de su evolución. Se está quedando vacío, se está marchando la gente. Cada vez son más las casas que están cerradas, los solares que duermen en barbecho y las obras a medio terminar.  Y podemos seguir con los locales, el pulso que marcaba el ritmo, desocupados en su mayoría. La estampida financiera ha dejado sin flujo sus arterias principales y, por contagio, la ateroesclerosis de actividad se ha propagado por todo el sistema comercial. Y el tratamiento no es sencillo, ni inocuo, ni tampoco exento de daños colaterales y efectos secundarios. Aunque no es costoso para la Administración desde el punto de vista económico, sí lo es desde el rédito político.  

La Constitución Española reconoce en su artículo 33 el derecho de propiedad privada de manera limitada toda vez que la función social que debe cumplir la misma delimitará su contenido. De otro lado, el artículo 47 establece el derecho de todos a disfrutar de una vivienda digna y adecuada, imponiendo la obligación a los poderes públicos de regular la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. Incluso la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía, en coherencia con los planteamientos constitucionales y la legislación estatal, apuesta por la mejora de la ciudad existente y promueve como principal reto atender a la conservación, rehabilitación y recualificación de esta, frente a la demanda de más suelo para urbanizar, que ha sido su rasgo más característico en los últimos tiempos.

Es por tanto necesaria, y pertinente, la creación de un registro municipal de solares y edificaciones ruinosas, así como del concurso para la sustitución del propietario incumplidor de los deberes de edificación, conservación y rehabilitación. (¡Uf!, ya lo he dicho, no crean que me ha resultado fácil). Alguno estará pensando que como el que escribe es arquitecto, anda buscando remover el asunto, a ver si así consigue algún encargo. Ya me están empezando a pitar los oídos por los improperios de más de uno, que incluso puede que sean conocidos y amigos de un servidor, y que espero lo sigan siendo después de lo que propongo.

Es necesario despertar al Centro de esta pesadilla y soñar con devolverle el color, y también el calor con nuevos vecinos que vuelvan a colonizarlo. No podemos abandonarlo a su suerte. No todo está perdido. Es cuestión de hacer una revisión, una nueva versión, un Centro 2.0, plantearlo como si de una nueva barriada se tratara: la Barriada Centro. Desde la gestión municipal existe la fórmula para poner las bases de esta recuperación exigiendo su conservación y rehabilitación, poniendo los medios para evitar su acaparamiento con fines especulativos. Esta medida tiene que ir de la mano de la voluntad de querer hacerlo, y aunque algunos intereses particulares puedan verse perjudicados (estos son los daños colaterales a los que me refería), el interés general está por encima y así lo establece la Constitución.

He dicho. (¡Uf!)

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