Opinión - 24/06/2019
"Paco Bautista", el fiel de la balanza. Alberto Mallado
Autor:
Alberto Mallado
Francisco Bautista

 

Entre los concejales que han salido de la corporación municipal tras la toma de posesión de la actual corporación municipal figura el del edil de mayor edad, convertido por experiencia, capacidad, trabajo y calidad humana en un referente de la vida política alcalareña de las últimas décadas: Francisco Bautista.

Bautista llegó al Ayuntamiento en 1993 a mitad de mandato Fue candidato a la alcaldía en el 95 y en el 99. Durante los dos mandatos fue el líder del PP de Alcalá. Tras una etapa de descanso volvió luego a la corporación municipal y estuvo dos mandatos más como edil con María del Carmen Rodríguez Hornillo al frente de la formación: de 2011 a 2015 y de 2015 a 2019.

En todo ese tiempo ha hecho algo más que un buen trabajo, lo que ya de por sí sería digno de agradecimiento, sino que ha ido en su desempeño en lo público más allá del deber, con generosa entrega en la labor que le había sido encomendada y con el único objetivo de servir a los demás.

Los políticos, como personas públicas que son, son criticables y deben ser criticados. Pero también, y sobre todo en los tiempos que corren, es necesario que del colectivo político salgan modelos de ejemplaridad. Toda sociedad necesita buenos políticos y hombres públicos ejemplares, que sirvan de modelo. Y cada vez hay menos. Por eso allá donde destaque uno es obligado señalarlo y remarcarlo.

Aquí hay uno, Paco Bautista es para los políticos de Alcalá el fiel de la balanza. Su comportamiento en sus 18 años de concejal ha creado a través del ejemplo, el arquetipo de cómo debe comportarse un servidor público.

Debe hacerlo con rectitud, con desapego al cargo pero con apasionamiento en su ejercicio, en la búsqueda del interés general y no del propio, sin rebasar las líneas del respeto a aquellos con los que se confronta opinión, con sentido común, con fidelidad a unas ideas pero sin radicalismo, con altura de miras, ajustándose a las reglas del juego, dándole a su palabra validez de contrato, con desprendimiento en el esfuerzo, con moral elevada y con la vocación de servidor público firmemente asentada entre sus principios. Así lo ha hecho Paco en sus 18 años en el Ayuntamiento.

Ha entregado su vida y sus capacidades a Alcalá. Y sus horas de sueño cuando encadenaba horas de guardia en el hospital con el Ayuntamiento sin pasar por casa.  No se ha llevado nada de la política. Al revés, la política le ha costado el dinero. Alguno pensará que la política le ha pagado poco por tanto esfuerzo, pero ni todo es dinero, ni todo es posición social, que siempre le fue indiferente. Yo creo que la política le ha ajustado cuentas sobre todo al final. Cuando le sirvió de asidero con el que seguir mirando la vida de frente, en medio de una circunstancia durísima. O cuando en el homenaje que le prepararon hace unos días un grupo de amigos se dieron cita para mostrarle su respeto quienes fueron sus rivales en la política o quienes ideológicamente están muy alejados de él.

La ciudad le debe mucho y tus años en la vida pública son una declaración de amor a Alcalá, sin aspavientos, sin “figurar”, sin salir en las procesiones. Con un cariño íntimo y constante que no necesita mostrarse en gestos externos, como el amor verdadero.

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