Opinión - 18/03/2013
"Alcalá confusa". Juan Alcaide.
Autor:
Juan Alcaide Rubio

A pesar del vapuleo infame padecido por la Educación en nuestro país en los últimos tiempos, hasta ayer mismo se explicaba en la asignatura de Geografía, en las etapas de Secundaria y Bachillerato, que el modelo de ciudad posindustrial surgida en países desarrollados había dado lugar en las áreas metropolitanas a la llamada ciudad difusa: una aglomeración urbana en la que el límite no es una línea definida.

La ciudad avanza como un incendio que va abrasando el campo y, de sus cenizas, multiplicadas esporíferamente, van aflorando urbanizaciones, polígonos industriales, centros comerciales, aeropuertos y todo tipo de vías de transporte.

Hasta ayer, cuando el profesor —perdón— o profesora conseguía profundizar en el tema luchando dignísimamente contra todos los elementos, continuaba explicando que la  causa fundamental de la aparición de la ciudad difusa había sido el elevado precio del suelo en la ciudad. Y que ésta crecía gracias al desarrollo del transporte privado y al aumento de las infraestructuras viarias (autopistas, autovías, rondas de circunvalación...) que facilitaban el acercamiento a la ciudad de áreas cercanas (como ocurre, por ejemplo, con Dos Hermanas, el Aljarafe o Alcalá con respecto a Sevilla).

Si a estas alturas la heroína educadora o héroe educador —por qué no— había sido capaz de mantener un poco de interés en el grupo, culminaba la faena a lo grande, concienciando a sus inocentes educandos de la importancia de un plan de desarrollo sostenible para evitar las nefastas consecuencias que venían arrastrando las ciudades difusas por culpa de una mala planificación urbanística. Es decir, para evitar el irracional consumo del suelo, para evitar la necesidad constante de movilidad, con el consiguiente costo energético y la irremediable pérdida de tiempo, y para evitar, al fin, el desarrollo de un modelo social más individualista que dificulta la interacción entre personas.

Pero hoy ya no es ayer y, más que la concienciación o el alabado desarrollo sostenible, los pérfidos factores políticos y económicos han seguido, y de qué manera, transformando la geografía urbana. Nos trajeron la crisis y con ella cambió el panorama. ¿Y ahora qué?

Pues de momento podríamos retratar la situación y animar a la imaginación para buscar soluciones. Así, desde mañana mismo, podrán los valientes profesores —o profesoras valientes también— contar en los institutos que ha aparecido un nuevo concepto que nace de la degeneración de la ciudad difusa y de la explosión de la crisis económica; este nuevo concepto es el de localidad confusa:

Un híbrido triste surgido de aquellos pueblos de tamaño considerable que, por su cercanía a la gran urbe, fueron engullidos por la voracidad del área periurbana, y sus límites acabaron desdibujados, difuminados por los nubarrones de los polígonos industriales, enredados entre el complejo entramado de carreteras y confundidos por una interminable cadena que alterna coquetas casas adosadas y desoladores espacios medio urbanizados; arruinados proyectos amontonados en forma de ladrillos desnudos y huérfanos.

Y al plantear el desarrollo del tema se podría partir de algún ejemplo clarificador de localidad confusa; por ejemplo, por ejemplo: Alcalá, la del Guadaíra. Sí, la del Guadaíra, porque este es el nombre del río que le dio asiento y sustento. Un río que ha estado a punto de aparecer en el Guinness de los records por ser atravesado por el puente más ancho del mundo (lástima, se nos adelantaron los canadienses). Un gigantesco viaducto de hasta doce carriles con sus arcenes y medianas y todo. Una maravilla de la ingeniería, créanme. Quien se haya estrenado en ella habrá sentido el gustazo de rodar en solitario por el atezado mar de alquitrán reluciente y liso mientras comprueba que las conexiones entre autovías (A-4, A-92 y A-376) son una realidad fluida y comodísima.

Y volviendo al aula, tomando Alcalá por presupuesto, la profesora —lo dejamos en femenino ya de una vez— podrá explicar que esa enorme calzada es parte de la SE-40, y que el río que lagrimea a sus pies es un afluente del Guadalquivir que viene de tierras más altas arrastrando escoria ajena que ahoga su agua y lo asfixia. Y en una lección de pedagogía moderna, sazonada de dolorosas anécdotas —como la que cuenta que cuatro días antes de que una ministra y un par de alcaldes inauguraran en las alturas el nuevo tramo de la magnífica circunvalación, una comitiva heroica había pasado a sus pies pisando el fango del río y marchando hasta el Parlamento Andaluz (enhorabuena a la plataforma cívica "Salvemos el Guadaíra") reclamando antiguas promesas—, se podría lanzar al aire la cuestión para que los propios estudiantes la discutieran, la resolvieran y, ellos mismos, remataran la lección sacando sus conclusiones:   

"Queridos alumnos, conocido el proceso que dio origen a la ciudad difusa y las consecuencias de su desarrollo, ¿podríamos replantearnos el orden de los factores? ¿Fue el aumento de población y las nuevas urbanizaciones en el anillo metropolitano las que crearon la necesidad de nuevos proyectos de infraestructuras (véase la SE-40)? ¿O fue primero un proyecto de carretera y en torno a esa idea el resto (urbanización, negocio, especulación)?"

- Actividad complementaria (opcional). Trabajo de investigación.

Realiza una encuesta entre los habitantes de alguna localidad confusa que conozcas. Los  encuestados deben responder a la siguiente pregunta eligiendo alguna de las opciones propuestas:

¿Qué es exactamente el lugar en el que resides?

a)   Un pueblo          d)   Un distrito                             g)   Un parque temático   

b)   Una ciudad        e)   Un complejo industrial        h)   Un polvero entre rotondas

c)   Un arrabal           f)   Un cruce de caminos            i)    Ninguno de los anteriores

* Analiza los resultados de la encuesta

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