Opinión - 02/01/2015
"Asiático XXII". Paco Pérez
Autor:
Francisco Pérez Caballero

 

Las mejores cosas de la vida son gratis y las peores tienen que ver todas con el dinero.

Tengo un amigo libanés con el que me encanta quedar a tomar el té. Al principio, cuando no lo conocía y yo estaba demasiado ocupado, intentaba que no me pillara por el pasillo para no engancharme a hablar, porque sabía que era de los que hablan largo y tendido. Pero eso fue hasta que lo conocí. Ahora soy yo el que le busca a él.

Él es un empresario, un chaval que compra en China y vende en Sudamérica, un hombre de negocios, muy musulmán practicante, con las llamadas al rezo puestas en el móvil y en el ordenador que me encanta oír cuando saltan porque me recuerdan a cuando yo vivía frente a la Azad Mosjid, la mezquita de Gulshan, en Dhaka, que empezaba la primera llamada a las 5:45 de la mañana. Al principio me costó, claro, al final me aprendí los cantos.

Hoy me contaba que aunque no ejerce como tal, él es un imam, lo equivalente a un cura cristiano. Me contaba eso y otras cosas de su vida, siempre me cuenta cosas de su vida, y me tiene fascinado. Tiene un poco esa idiosincrasia de Eugenio, el humorista, de contar pero sin vincularse con lo que cuenta, él narra sobre él y yo veo la película que me cuenta, la veo como si hubiera pagado una entrada en el cine.

Se lo he dicho, un día voy a escribir las cosas que me cuentas, no no no, Paco, don't write it y mira un poco a todos lados y hacia abajo al final como si mi propuesta estuviera sonsacando su humildad.

Me cuenta sobre las decisiones que ha ido tomado en la vida. A veces le han ofrecido más dinero, mejores posiciones pero él ha tenido claro que quería ir en otra dirección. Y ha ido, contra viento y marea, sufriendo como un bellaco, al borde del suicidio o del homicidio cuando las cosas han pintado mal y al final siempre cayendo en la cuenta de que el dinero viene y se va, se va y viene, pero la vida sólo se va, inexorablemente. Y entonces me habla de su esposa, del tercer hijo que ya casi está aquí y de los dos o tres más que quieren tener. Yo me echo las manos a la cabeza, Allah will help me, Alá me ayudará. Y me tengo que reír, me tengo que reír porque al final, con religión o sin religión, con Dios o sin Dios, el tío se está centrando en las cosas que de verdad merecen la pena vivir, aunque de vez en cuando sufra los dolores de los malos negocios, de los reveses, I'm human, Paco, this is logical. Claro que sí hombre, no puedo estar más de acuerdo contigo, pienso yo. Todo lo que estamos pasando aquí sólo es un entrenamiento, dice, sólo son pruebas para la vida siguiente. Uf, qué cosas me dices, qué cosas me dices, le digo.

Y no es un tío que derroche extroversión, más bien al contrario, es hosco, huraño, pero cuando saluda o se despide, me mienta a toda la familia, y me regala buenos deseos para todos, Alhamdulillah.

No me lo imaginaba, pero se ha convertido en una fuente de la que beber.

Las mejores cosas de la vida son gratis y las peores tienen que ver todas con el dinero.

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Entrevista a Paco Pérez, empresario alcalareño en China y articulista de Guadaíra Información.

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